En AMBIENTALES

En la semana de los océanos, el Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora (CODEFF), a través de su directorio entrega, a sus socios y amigos su pensamiento acerca de lo que está sucediendo en esta materia.

Llevamos muchos años y décadas desde diversas organizaciones de defensa ambiental de Chile y de todo el mundo intentando alertar a la humanidad de los estragos que se están haciendo en los océanos, por un lado, con la contaminación al usarlos como vertederos de todo tipo de desechos -sólidos y líquidos- y por otro, con la sobrepesca de grandes flotas nacionales en sus mares territoriales y transnacionales de grandes potencias que pescan y faenan en grandes buques-factoría en todos los océanos. No debemos dejar de mencionar los enormes daños que está provocando la acuicultura del salmón en los mares chilenos de las zonas sur y austral sin que las instituciones del Estado los controlen debidamente.

Tanto es así que la sobrepesca ha llegado a límites alarmantes. La sobrepesca es una reacción comprensible ante las crecientes necesidades de pescado del mercado. La mayoría de la gente consume aproximadamente el doble de pescado que hace 50 años y hay cuatro veces más personas en la Tierra que a fines de la década de 1960.  Es por ello que el 30 % de las aguas de pesca comercial se clasifican como “sobreexplotadas”, lo que significa que las existencias en aguas de pesca disponibles se están agotando más rápido de lo que se pueden reponer por reproducción natural.

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Tomemos en cuenta que más de 3 mil millones de personas en todo el mundo dependen del pescado como fuente principal de proteínas. Alrededor del 12 por ciento del mundo depende de la pesca de una forma u otra. El 90 por ciento de los pescadores son artesanales: pensemos en un bote, o una pequeña embarcación -no en un gran barco-, usando redes pequeñas o incluso cañas, carretes y señuelos. Hay alrededor de 19 millones de pescadores en el mundo, y el 90 por ciento de ellos cae bajo la categoría de pescadores a pequeña escala.

Por último, no podemos dejar de mencionar en este breve recuento, los cambios de las características físico-químicas del agua de mar debidas al cambio climático y al calentamiento de la Tierra y, por ende, de sus océanos: aumento de la salinidad por la mayor evaporación debida a la mayor temperatura y la acidificación producto de la absorción de dióxido de carbono desde la atmósfera.

En lo nacional, hoy estamos enfrentando dificultades con las avances y retrocesos en la larga tramitación de más de 10 años, tanto en el Ministerio de Medio Ambiente como en el congreso, del Proyecto de Ley de Áreas Silvestres Protegidas y Biodiversidad, la que va camino de ser aprobada “desprotegiendo las áreas protegidas”, vaya paradoja.

Sigue siendo difícil lograr los cambios que las ONG ambientalistas estamos pidiendo, sin embargo, ello no nos hará claudicar en nuestro empeño para que las cosas cambien hacia lo mejor para todos los habitantes de este planeta, en su maravillosa fauna y flora. Siguen los desafíos y siguen los empeños.

Finalmente, les compartimos un interesante artículo relacionado con los océanos publicado en tres partes: “EL MAR VACÍO: UNA SAGA EN CURSO”.

Parte 1

Parte 2

Parte 3

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