Cuando usted lea esto ya va a ser el año 2019. Escribimos este balance a fines del año anterior, un balance que nunca esta demás hacerlo.
Para nosotros, el meollo del 2018 estuvo en la constatación plausible de como el artículo 19, 8º de la Constitución, ese que dice “El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza. La ley podrá establecer restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el medio ambiente”, es letra muerta. Y se pudo apreciar en toda su dimensión en Quintero Puchuncavi, el humo de Coyhaique, el recorte minero al Parque Nacional Patagonia y las salmoneras instaladas en el Parque Nacional De Agostini y el Santuario de la Naturaleza de Quitralco.
Así como tal vez la mejor noticia del 2018 haya sido que se promulgaron tres nuevos parques nacionales y el Área Marina Costera Protegida de Tortel para Aisén, entre lo peor estuvo restar 2.309 hectáreas de terrenos fiscales priorizados para la conservación de la biodiversidad y con un gran potencial de sitios arqueológicos y paleontológicos al Parque Patagonia, ante el lobby de la Equus Mining y su proyecto “Los Domos”, único regional en el listado de la “Oficina de Proyectos Sustentables” del ministerio de Economía. Rotundo contrasentido, ya que si de algo hubo demostración fehaciente el 2008 fue de la in-sustentabilidad minera, con multas por incumplimiento de resoluciones de calificación ambiental, cierre de faenas por insolvencia, cesantía y el fallo condenatorio por la muerte de dos mineros en la mina Delia 2. Para remate, el gobierno hizo bypass a la Estrategia Regional de Desarrollo con un “Plan de Desarrollo” (reemplazo suponemos del PEDZE), en el cual sin participación ciudadana alguna, metió la minería como actividad relevante.
En energía y descontaminación terminamos el año sin que se promulgase la Política Energética Regional y el Plan de Descontaminación PM 2,5 de Coyhaique. Peor aún, la contaminación del aire de Coyhaique se convirtió en tema de controversia política, en el cual prácticamente el trabajo participativo energético de tres años paso a fojas cero, con lo que se está perdiendo un esfuerzo y tiempo tremendo sin resolver nada de lo que los afectados esperamos; soluciones de fondo y se respete nuestros derechos constitucionales.
Otros importantes temas “trancados” son aquel de la protección de glaciares y las modificaciones al Código de Aguas. También nos ocurrió con los nuevos límites del Monumento Nacional Paso San Carlos, aprobados unánimemente en enero por el Consejo de Monumentos Nacionales, pero que la ministra de Cultura y Patrimonio aún no se digna en decretar.
En biodiversidad, por un lado contamos con nueva Estrategia Regional y por el otro se entrega y aprueba proyectos vía declaración en partes de un sitio prioritario de conservación a las mineras. Y cuando aún estábamos contentos con el Decreto 25 del ministerio de Agricultura, que exigía planes de manejo de la extracción del musgo Sphagnum (Pompon), el lobby de las exportadoras consiguió que el gobierno pospusiese su entrada en vigencia para el próximo año, con lo que están arrasando con varias turberas. Por lo demás ahí, por artículo 10 de la Ley del Medio Ambiente debiera existir evaluación ambiental, lo cual estamos haciendo presente a la Superintendencia respectiva. En cuanto a los huemules, seguimos constatando como ganado con estado sanitario deficiente les transmite sus enfermedades, incluso en lugares emblemáticos como el Parque Nacional Torres del Paine y Reserva Niblinto su población mas nortina.
En el tema salmonero, aparte de lo ya mencionado, seguimos constatando como la marea roja se vuelve peor cada verano, que siguen los problemas con el ISA y que seguimos denunciando innumerables operaciones ilegales y a la SMA.
Finalmente estamos contentos y posiblemente es nuestro mayor logro del 2018, la publicación de nuestro libro “Aisén Reserva de Vida, testimonio de un arquitecto ambientalista” que sistematiza muestra nuestro trabajo de más de treinta años en la región.
¡Qué el 2019 sea un muy buen, ambiental y sustentable año!