También nos ha ocurrido que cuando sí nos dedicamos a las salmoneras, nos encontramos con que la autoridad nos quiere tener como cooperadores, en alguna medida haciendo lo que ahí no logran hacer y en lo que han tenido buena receptividad de parte de algunas grandes ONGs transnacionales (que no critican).. En todo caso, pensamos que al hacer la fiscalización que ahí no hacen y ocuparnos en defender el medio ambiente marítimo, también contribuimos en hacer parte de su pega, esa en que tienen serio déficit. Y también nos ocurrió que cuando conversamos años atrás con un ministro de Energía, que nos comunicó que la única forma de suplir la demanda de energía eléctrica nacional era represando los ríos libres de Aisén, tuvimos que ser nosotros desde el Consejo de Defensa de la Patagonia quienes hicimos lo que ese ministerio debió haber hecho; revisar y demostrar que había alternativas. Alternativas que a la larga han cambiado totalmente la matriz energética y hasta las tarifas eléctricas.
No es la primera vez que nos ocurre. Cada vez que nos centramos en algún tema en específico, no falta quien nos reclame que hacemos nada en algún otro tema. Así, cuando estábamos en la campaña Patagonia sin Represas nunca faltaron quienes nos sacaban en cara estar haciendo nada respecto a las salmoneras. Cuando denunciábamos la explotación insustentable del bosque, nos querían ver dedicados a los árboles de calle.. Y cuando nos dedicamos a la minería, como en los últimos tiempos, no faltan quienes nos reclaman que hacemos nada respecto al Didymo o al basural de Chile Chico. Por otra parte, cuando nos dedicamos al basurero nuclear argentino o a las pruebas atómicas francesas, sin tocar algún interés cercano, ahí sí que estaban todos de acuerdo y manifestándose.
Si bien esto de querer vernos dedicados a otras cosas y solucionando todo, a veces es para sacarnos de donde estamos “molestando”, también puede ser porque nos imaginan como super ONG, incluso con poderes mayores a la institucionalidad, que es la que sí debiera estar dedicada a resolver todos esos problemas. De hecho, pensamos que esas críticas hacia nosotros, por un lado dejan en claro que quienes por ley y con recursos de todos los chilenos debieran estar haciendo ese trabajo, no lo están haciendo y por otro, que si la idea es que las ONGs colaboremos, al menos debiera haber financiamiento para eso. Una cosa es contar con fondos hasta para viáticos y desgaste de sus vehículos, como sucede por un lado y otra con que nos tengamos que conseguir a duras penas algunos fondos para poder hacer algo de todo eso que quisiéramos, o debiéramos según algunos, hacer.
Vale recordar además, que es harto cómodo pedirle a otros lo que cualquiera puede hacer. Si nosotros podemos “participar” llamando la atención y exigiendo derechos, también lo pueden hacer otros. De hecho la persona que denunció el vertido de alcantarillado y existencia de Didymo en el lago en Chile Chico, consiguió su objetivo y logro mover a la autoridad. La ciudadanía tiene mucho mas poder de lo que se imagina, un poder que desde la institucionalidad esperan les sea delegado y nos quedemos “tranquilos” (¿les suena eso?). En eso consiste la democracia representativa. Y después, cuando los “representantes” ni los servicios públicos gobernados por ellos incumplen con su rol y deberes, no está demás despercudirlos y tomar la iniciativa. Y hay hartas formas, las cuales evidentemente son poco conocidas.
Finalmente y apropósito de todo lo anterior ¿Recuerdan la controversia sobre la extracción de musgo Sphagnum o “pompón”? Pues, gracias a esa participación ciudadana, finalmente, tras un largo tiempo en que se decía que había un vacío de regulación, el ministerio de Agricultura emitió el Decreto 25 de agosto 2017, que terminó de ser tramitado en enero 2018. Con eso, para extraer Sphagnum se requería un plan de manejo cumpliendo algunas condiciones. Al poco andar y con nuevo gobierno, el lobby de los exportadores de ese musgo (un tremendo negocio), consiguió que la entrada en vigencia del Decreto fuese postergada. Mientras, están arrasando con cuanto pomponal pueden y hasta congelando el musgo. Por nuestro lado, hemos estado denunciando que para intervenir un ecosistema de turbera, de la cual el Sphagnum es parte, por Ley del Medio Ambiente (Art. 10 i) se requiere evaluación ambiental; o sea la institucionalidad sí tenía y tiene herramienta para regular y parar extracciones. La Superintendencia del Medio Ambiente, por lo que sabemos ha estado derivando nuestras denuncias a la Seremi de Agricultura y ahí un tiempo se escudaron en el Decreto 25. La cuestión es que hemos estado recibiendo diversos SOS para que denunciemos la masacre de turberas –tembladeras en varios lugares de la región. Por lo visto, otra vez la todo poderosa institucionalidad haciendo agua y pretendiendo que la ONG “criticona” haga la pega o al menos denuncie un atentado ambiental.