Uno de los ejes de la agenda verde del gobierno para la COP25 es la protección de los océanos. “Son los grandes sumideros de CO2 (dióxido de carbono). Uno de los grandes causantes del cambio climático”, dijo el Presidente Sebastián Piñera, durante el lanzamiento de la cumbre de la ONU en contra del cambio climático y que se realizará en Santiago en diciembre.
Destacó que Chile es líder en el mundo en cuanto a conservación de los océanos a partir de la conformación de amplias superficies de Reservas Marinas en áreas prioritarias para la conservación. Pero la proliferación de la salmonicultura en la zona es una amenaza para estos objetivos, según las organizaciones medioambientales.
“El daño que han producido las salmoneras en los lugares donde se han instalado, desde la Región de Los Lagos hacia el sur, es incuantificable (…) Aquí se han instalado nuevas zonas de sacrificio, que destruyen el borde costero, le quitan la fuente de trabajo a las comunidades de pescadores locales, destruyen el fondo marino con desechos biológicos y son una amenaza para la transmisión de enfermedades y la resistencia de antibióticos”, afirma Liesbeth Van Der Meer, directora Nacional de Oceana.
Y la experta agrega: “La producción de salmones pasó de ser cero en los años 80 a exportar 900 mil toneladas de unidades al año”.
Según reportes de la organización Terram, a mayo de 2018 existían 1.392 concesiones de salmónidos otorgadas y 575 en trámite.
Expansión a Magallanes
Según Terram, a mayo de 2018 en la Región de Magallanes existían 128 concesiones entregadas y 428 en trámite. Esta situación ha sido tema de preocupación para las organizaciones.
“Muchas de las concesiones más antiguas se están caducando y las empresas buscan nuevos lugares. Gran parte del mar interior de Chiloé se encuentra destruido, lo mismo en Aysén, por lo que hoy el objetivo son las aguas más prístinas del extremo austral”, explica Matías Asun, director Nacional de Greenpeace.
Y advierte que en este sector el peligro de deterioro del ecosistema es aún mayor. “Las aguas de la Región de Magallanes no se recambian a la misma velocidad de lo que lo hacen las del interior de Chiloé. Si nos dimos cuenta de los irreversibles daños que causó la actividad después de 20 años, los daños en la zona austral podrían ser irreparables en cuatro o cinco años”, dice Asun.
Parques y Reservas
Una de las controversias actuales la protagonizan las comunidades de Magallanes, principalmente de los pueblos Kawésqar y Yaganes, que se oponen a la instalación de la salmonicultura en sus áreas protegidas.
“Es inaceptable que se instalen puntos de engorda de salmones en el borde costero de áreas protegidas, ya sean Parques Nacionales, reservas terrestres y marinas con bordes marinos costeros de uso múltiple”, opina Flavia Liberona, de Terram. “Y eso debería ser materia de regulación, porque hoy es muy ambiguo”, agrega.
Según denuncia el Comité pro Defensa de la Fauna y Flora (CODEFF), una de las compañías salmoneras más grandes “tiene parte de sus instalaciones en medio del Parque Nacional de Agostini, en Punta Arenas. Una situación bastante cuestionable al ser una zona con protección ambiental. Además, la empresa ocupa el espacio del borde costero aledaño a la concesión con instalaciones productivas o bien microbasurales”, explica, a través de un comunicado de prensa.
Además, la organización ciudadana expresa su preocupación por los antecedentes de la instalación de estas operaciones en el Parque Nacional Kawésqar, el que en su parte marina “sigue siendo Reserva Nacional”.
Greenpeace ha interpuesto una serie de recursos judiciales junto a la comunidad de Puerto Williams y los pueblos yaganes para evitar la instalación de concesiones en el Canal del Beagle, y la declaración de áreas marinas protegidas.
“La controversia aquí es que distintos cuerpos legales no establecen claramente que las zonas protegidas con bordes costeros marinos de usos múltiples (estatus que tendría el Parque Nacional Kawésqar) están reservados para la conservación y las actividades sustentables, como pesca artesanal y turismo. Y así debería ser”, hace hincapié el director de Greenpeace.