Reproducimos columna de nuestro director, Carlos Bonifetti publicada originalmente en el portal web La Ventana ciudadana, el que aborda el estado de las llamadas energías «renovables» en nuestro país y el impacto que su puesta en marcha, a través de parques eólicos, centrales hidroeléctricas, entre otras, ha significado para las comunidades y ecosistemas intervenidos.
El panorama del desarrollo y rápido crecimiento de las llamadas energías renovables en Chile se está transformado en un peligro de gravedad extrema que está hipotecando nuestro desarrollo sustentable y las generaciones que nos seguirán.
¿Qué está pasando? ¿Cuál es el origen de este frenesí por las renovables? Veamos.
En el segundo gobierno de Michelle Bachelet, tras la firma del Acuerdo de París de 2015, comenzó a hablarse de la transición energética para Chile desde los combustibles fósiles a las energías renovables por las ventajas del país para aprovechar la energía solar en el norte y la energía eólica en el centro y sur con el fin de disminuir la huella de carbono y la emisión de CO2 gas de efecto invernadero a la atmósfera. Luego, en 2020, Sebastián Piñera en su segundo gobierno presentó la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde. Anteriormente, fue la Agencia Internacional de la Energía (AIE) la que le dio resonancia al tema al decir que “Chile se transformaría en la Arabia Saudí del hidrógeno verde”; sin embargo, lo tragicómico fue que dijo exactamente lo mismo de España”, es decir, que estaríamos en carrera con España a ver quien llegará primero a ‘hacerse con la presea’.
Como hemos estado apreciando, Chile con menos bagaje científico que España en estas materias, se creyó el cuento y mordió el anzuelo de manera que ahora estamos enfrentando las consecuencias de la improvisación y la ansiedad por apurar la causa del hidrógeno sin advertir las luces amarillas del semáforo energético que empiezan a encenderse.
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Es así como, en LaPolíticaOnline, de España, leemos: “La fuerte apuesta política por el hidrógeno verde como pilar de la descarbonización de las economías que están haciendo los gobiernos no se condice con los reparos que, desde hace tiempo, plantean muchos científicos, profesionales y académicos sobre la factibilidad de la inmensa escala proyectada. […] Las dudas sobre el futuro de este vector renovable empiezan, de a poco, a permear también a nivel institucional. En su último informe sobre el tema, la AIE reconoce «áreas de preocupación» a pesar de las «señales positivas generales» que entregan hoy el poder político y el mercado.” [3]
En otro reportaje de LaPolíticaOnline, se destaca la opinión del especialista y escéptico del hidrógeno David Valle Rodríguez, quien afirmó: “Necesitamos que nos sobre electricidad para generar hidrógeno. Y si queremos tener cada vez más electrificada la economía, si queremos tener cada vez más electricidad la movilidad, más electrificados los hogares, no vamos a tener el excedente que necesitamos para producir un hidrógeno verde”.[5]
En lo concreto, entonces, vemos que la transición energética hacia una descarbonización de la matriz para lograr cero emisiones de CO2 no es tan fácil como lo pretenden mostrar los políticos y grandes inversionistas transnacionales acá y acullá.
El doctor en Ecología y Director del Observatorio, Fernando Prieto, nos dice -en otro reportaje- que “se está inventando un debate para seguir con el modelo especulativo de las renovables» [6], para intentar desmentir a muchos científicos y expertos que están planteando reparos desde hace bastante tiempo al modelo de la transición energética, tratándolos de “anti renovables”. A los pro hidrógeno no les agrada para nada quienes van a contracorriente del modelo que, tanto España como Chile, han elegido aventuradamente para descarbonizar su economía; y yo diría, además, irresponsablemente. Les molestan enormemente las denuncias de la falta de planificación territorial, las advertencias de profundos e irreversibles impactos ambientales por la flexibilización (o ausencia) de los controles y, también, por el escaso apoyo estatal por el autoconsumo de electricidad, un enfoque que está muy retrasado, tanto en España como en Chile, si se compara con otros países como Alemania, Australia, Reino Unido e Italia, entre otros
Nos dice Fernando Prieto en ese reportaje -y con mucha y justa razón- «se quiere instalar un forzado debate entre «retardismo» y «aceleracionismo» que no existe. Es forzado y absurdo. Se esconde la naturalización de un modelo especulativo que quiere sacar el máximo beneficio en el mínimo tiempo posible. Si las grandes empresas pudiesen instalar todas las placas esta tarde, lo harían encantados. Les da igual la gente, la biodiversidad, los ecosistemas. Ningún país de Europa está adoptando este modelo y ningún país se está cargando sus paisajes más emblemáticos como lo está haciendo España». […] «El retardismo no existe, se inventa un debate para seguir con el modelo especulativo de las renovables».
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Comparemos este certero comentario con lo que estamos viendo en Chile: nos está pasando exactamente lo mismo, y al pie de la letra. Vemos día a día cómo se atropellan los derechos constitucionales ciudadanos: “El artículo 19 N°8 de la actual Constitución Política de Chile establece el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la preservación de la naturaleza”.
Para que la gente se vea favorecida con la energía directa y democráticamente, es menester fomentar e invertir en autoconsumo. Sin embargo, se están construyendo, no solo el desierto en el Norte Grande, sino también campos agrícolas en todo el territorio granjas fotovoltaicas sin estudios previos de impacto ambiental y sin consultar antes a los campesinos que se van a ver afectados directamente.
Lo mismo está sucediendo con el crecimiento de parques eólicos en los campos agrícolas de las regiones entre Maule y Los Lagos. Con estudios de impacto ambiental con el “viejo y sucio truco” de fraccionarlos para “agilizar” su aprobación. Y peor aún, se están ejecutando proyectos de modo fraudulento, como es el caso de laLínea de Alta Tensión de 2x 220 kV de 470 km de longitud entre Itahue, en la región de Maule, y Hualqui, en la región de Biobío ¡sin Resolución de Calificación Ambiental (RCA)!, por contrato con la empresa transnacional “CELEO Redes-Mataquito”, actualmente bajo demanda judicial interpuesta por organizaciones de defensa ciudadana.
Esta red interregional está directamente ligada a los proyectos de granjas fotovoltaicas y parques eólicos, tanto en ejecución como en proyecto, con el solo objetivo de exportación de energía, eléctrica vías trasandinas directas, o vía vector energético: el controvertido hidrógeno verde. [7] [8] [9] [10], a Alemania y a otros países europeos que están desesperados por la crisis energética que se le viene encima a raíz del “peak oil”.
Otras cosillas que están pasando en España, para que las comparemos con lo que nos está pasando en Chile, desde el reportaje de la referencia [6]: “Muchos vecinos y organizaciones están judicializando estos macroproyectos para evitar que se construyan en sus pueblos. Este es el verdadero «retardo». En Carmona, por ejemplo, pueblo de Andalucía, van a montar uno de estos proyectos a 500 metros de las casas”. […] “Cuando tu transformas una zona agraria hay muchísimos cambios e impactos. La transformación es muy importante. Vamos camino a municipios que van a tener un porcentaje muy alto de su superficie con placas solares. Tenemos municipios con una concentración enorme de placas y otros con ninguna. En Madrid no hay ni media placa solar. En Cataluña y en el País Vasco tampoco. Las comunidades más pobres y con menos desarrollo son las que van a asumir los costes de esta mala política energética. Muchos dicen «no pasa nada, es lo que hay que hacer». Pero sí pasa. Y es grave”. […] “El volumen de proyectos aprobados alcanza las 42 mil hectáreas. Es como tres veces Valencia o Sevilla. Es una transformación del territorio absolutamente brutal. No se ha hecho algo así en España en los últimos 40 o 50 años. Es un cambio en la ocupación del suelo muy importante. Zonas agrícolas, forestales e industriales que van a quedar valladas. Un fenómeno así requiere una planificación minuciosa y estratégica. Nada de esto se está haciendo”. […] “Hay mucho enfado. Lo lógico es buscar sitios donde se puedan poner las placas. Buscar acuerdos, buscar consensos. Y buscar participación ciudadana, algo que no se ha hecho nunca. Es curioso porque en Europa se ha avanzado mucho en la instalación de placas solares para edificios y en cooperativas energéticas. En Dinamarca, por ejemplo, hay poblaciones que tienen hasta su propio molino. Han asumido que es necesario el molino y han armado una cooperativa para poder abastecerse de esa energía. Sin embargo, en España se hizo justo al revés. Se han fomentado las grandes plantas del oligopolio energético y se han puesto muchas trabas a que la gente ponga sus propias placas”. […] “Ahora tenemos cerca de 200 mil placas. Tendríamos que tener muchísimas más. Perdimos mucho tiempo. Son décadas de decisiones políticas. Ahora por fin empieza a ver un marco favorable, pero no exento de muchos problemas. En Portugal, otro ejemplo, tú compras unas placas solares, las enchufas en casa, las registras y ya está. Esta democratización de acceso a la energía no se ha estimulado en España”.
Para ir cerrando, transcribo esta pregunta a Fernando Prieto:
¿Y el hidrógeno verde qué papel juega en la transición energética? La sensación es que estamos ante otra enorme burbuja.
“Es un vector que hay que ver cómo avanza en los próximos años. En algunos temas parece estar solucionado, como en las refinerías o la industria química. Pero para el transporte, por ejemplo, está todo en el aire y sin solucionar. Las pérdidas que hay ahora mismo son una locura. Nadie sabe cómo se va a poder transportar este hidrógeno. Por lo pronto, España da por hecho que va a ser un principal productor y exportador. Hay un grave problema de expectativa porque, lo más seguro, es que no se cumplan. Es un mercado muy futurista, otra gran burbuja. Necesitamos voces expertas y autorizadas para bajar la espuma. Lo que no podemos es cargarnos aún más los territorios con toda la infraestructura que requiere el hidrógeno para su producción a gran escala y después decir “la verdad que fue un error”.”
Como vemos, está para aplicar la tradicional frase: Cualquier semejanza con la realidad chilena es mera coincidencia. Impresionante ¿no?
Referencias:
[1]https://www.elobservador.com.uy/nota/chile-a-la-vanguardia-del-hidrogeno-verde-y-la-transicion-energetica-202313117510 [2]https://www.lapoliticaonline.com/espana/economia-es/la-preocupacion-de-la-aie-sobre-el-hidrogeno-verde-costes-muy-altos-dudas-tecnicas-e-inversiones-limitadas/#:~:text=La%20AIE%20adelanta%20que%20si,en%20el%20de%20la%20demanda%22. [3]https://www.lapoliticaonline.com/espana/economia-es/la-preocupacion-de-la-aie-sobre-el-hidrogeno-verde-costes-muy-altos-dudas-tecnicas-e-inversiones-limitadas/#:~:text=La%20AIE%20adelanta%20que%20si,en%20el%20de%20la%20demanda%22. [4] https://www.iea.org/reports/hydrogen-patents-for-a-clean-energy-future [5]https://www.lapoliticaonline.com/espana/entrevista-es/la-escala-proyectada-con-el-hidrogeno-verde-no-parece-nada-realista/ [6]https://www.lapoliticaonline.com/espana/entrevista-es/en-espana-se-han-tomado-muchas-politicas-deliberadas-para-retrasar-a-proposito-el-autoconsumo/ [7] https://laventanaciudadana.cl/para-que-es-la-linea-de-at-itahue-hualqui/ [8] https://laventanaciudadana.cl/la-linea-de-a-t-itahue-hualqui-un-ecocidio-evitable/ [9]https://laventanaciudadana.cl/sucesos-recientes-en-el-proyecto-linea-de-a-t-itahue-hualqui/ [10]https://laventanaciudadana.cl/la-empresa-mataquito-transmisora-de-energia-s-a-comenzo-obras-sin-contar-con-la-rca/