En AMBIENTALES

Al menos desde el año 2012 Tamara pasaba buena parte de su tiempo frente a la playa Chinchorro, en Arica.  Su objetivo era alimentarse  hasta convertirse en una adulta y continuar con su vida más allá de las fronteras chilenas.

Varias veces fue capturada por los investigadores y como estaba marcada, era fácilmente reconocible. En cada encuentro Tamara era medida, pesada y liberada de nuevo. Hace un año, cuando ya medía casi un metro de largo y pesaba 200 kilos, se le instaló un transmisor satelital para seguir de cerca sus pasos.

A los pocos días, y con el equipo instalado, se fue rumbo a Ecuador con la esperanza de encontrar algún macho para procrear. Según los registros, estuvo cerca de un mes y algo dando vueltas por las Islas Galápagos pero cuando emprendía viaje a  Hawai, en la mitad del Océano Pacífico, se perdió su rastro y a la fecha no se sabe nada de esta tortuga verde.

¿Qué sucedió? El investigador y académico de la U. Arturo Prat (Unap), Walter Sielfeld tiene algunas teorías. “Puede haber sido una falla en la pila, que el transmisor se haya despegado del caparazón después de la cúpula con un algún macho. También puede haber caído en la red de pesca de algún buque japonés o coreano que buscan atunes en la zona… o se la puede haber comido un tiburón”, dice.

Reserva 

Tamara era parte de las casi 400 tortugas que llegan a comer a las praderas marinas frente a la playa de Chinchorro, un área que ahora se propone como lugar de conservación.

Marco Soto, director zonal de pesca y acuicultura de las regiones XV, I y II de la Subsecretaría de Pesca, indica que la propuesta incluye cerca de 50 hectáreas donde las tortugas verdes habitan y comen.

Han trabajado con el municipio, Gobernación Marítima, pescadores, ONG, Sernatur y la Unap, para crear conciencia en la población. “La idea es proteger la zona donde comen las tortugas. Ya se logró evitar que motos y deportes náuticos pasaran por el lugar, hemos trabajado en letreros y señalética para indicar que ellas están ahí. También está prohibido dejar basuras, hacer ruidos y fogatas en la playa. La ciudadanía está consciente de la presencia de las tortugas en esa zona”, cuenta Soto.

Quieren una reserva marina y están elaborando la propuesta para presentarla al Consejo de Ministros junto a un informe del comité científico técnico.

Estudios

Desde el año 2011 el Gobierno Regional financia estudios que han permitido evaluar el estado de las tortugas marinas frente a Chinchorro. Se sabe que son casi 400 las hembras que llegan a esa pradera de algas durante el año. La mayoría son tortugas verdes, que son herbívoras.

“Al parecer llegan cuando son subadultas y permanecen allí hasta que crecen los suficiente para seguir viaje a zonas tropicales como las Galápagos, Costa Rica y Hawai. El 99% son hembras, sólo el último verano y como respuesta al fenómeno de El Niño aparecieron unos machos, pero no son frecuentes”, dice Sielfeld.

Las más pequeñas miden unos 45 centímetros  de longitud de caparazón y las más grandes, cerca de un metro.

“No hay ningún otro lugar, ni en Chile, ni en Perú o Ecuador donde se reúna tal cantidad de tortugas a comer. Están cerca de la orilla, por lo que desde la playa, las personas pueden verlas cuando sacan la cabeza para respirar”, señala.

Cuando durante el verano baja el río San José con mucha violencia, la pradera se llena de tierra y las tortugas se repliegan mar adentro para alimentarse de medusas. Cuando las algas se vuelven a desarrollar, llegan otra vez. “Hay cerca de 16 especies de algas, pero las más abundantes son el luche, enteromorpha y ulva”, dice Sielfeld.

A la fecha han logrado instalar 10 transmisores satelitales. Hoy, ocho tortugas permanecen en la zona.

Como parte de la investigación también han extraído tejidos para obtener ADN y así saber su lugar de nacimiento: algunas provienen de México, otras de Hawai y otras de las Islas Galápagos.

Ruta migratoria

Patricia Zárate, investigadora de Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) y presidenta del Grupo Nacional de Tortugas Marinas, explica que se debe elaborar un plan nacional para la conservación y protección de las tortugas marinas, pues Chile tiene compromisos internacionales de protección para todas estas especies.

A las costas chilenas llegan cinco tipos de tortugas marinas, todas ellas están en peligro e incluidas en el apéndice I de CITES.

“Tenemos que crear conciencia de que existen tortugas marinas en Chile. Hay una zona importante, hay tortugas marinas en Arica, en Antofagasta, en Caldera. En aguas oceánicas pasa la tortuga olivácea, la cabezona y la laúd. De esta última hay registros de su presencia en las costas de Lebu. Chile está en la ruta migratoria, no tenemos playas de anidación, pero las tortugas pasan a alimentarse mientras se dirigen a zonas más tropicales”, explica Zárate.

Sielfeld no pierde la esperanza y cree que Tamara podría regresar a Arica en busca de alimento en algún momento. “Esperamos que vuelva. Si lo hace significa que no se la han comido. Así cerramos un ciclo”, dice.

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