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La semana pasada denunciamos como decenas de centros salmoneros abusan del ambiente de la Reserva Nacional Las Guaitecas, un área destinada “a la conservación y protección del recurso suelo y de las especies de flora y fauna silvestre, la mantención o mejoramiento de la producción hídrica y el desarrollo y aplicación de tecnologías de aprovechamiento racional de la flora y fauna” (Ministerio del Medio Ambiente, 2011).

Junto con nuestra denuncia, recibimos respuesta de la Subsecretaria de Pesca a nuestras observaciones respecto a sus intenciones de instalar 33 nuevas salmoneras en esa Reserva. En esta respuesta, su principal argumento es que ese lugar fue decretado como Reserva Forestal para la conservación del Ciprés de los Pantanos y nada más. Sin embargo, por otra parte, reconocen que las porciones de mar que incluye esa Reserva son parte de ella, cosa que durante años se negaban en admitir. La cuestión es que en esto hay un anacronismo y seria contradicción. Aparte de que no es por casualidad que la Contraloría les esté recriminando de que en los últimos cinco años no han cumplido con su rol y funciones.

La Reserva Forestal Las Guaitecas fue establecida por Decreto Supremo en 1938, siendo la primera área silvestre protegida de la Región de Aysén. ¡Todo un hecho histórico! Y esto ocurrió a causa de la depredación que hubo durante décadas sobre el ciprés, quemando incluso numerosas islas. Pero el ciprés no era el único objeto de las cuadrillas factoría que trabajaban ahí desde los tiempos de Westhoff, reemplazado luego por otros como Kochifas, y que también cazaban chungungos, elefantes marinos, lobos marinos, por sus pieles. Posteriormente, en 1983, esta Reserva fue “reclasificada” sumándole la Reserva Forestal Península Taitao, quedando con una superficie de más de un millón de hectáreas y con un importante kilometraje de borde costero. ¡Es una de las áreas silvestres protegidas más grandes y con mas costa de Aisén y de Chile! Por lo demás, esta Reserva incorpora prácticamente todo el Archipiélago de Los Chonos y nada de aquel de Las Guaitecas, provocando constantes confusiones geográfico comunicacionales.

Por otra parte, vale agregar que Chile es signatario de la Convención de Washington, comprometiéndose a conservar las áreas silvestres bajo protección del Estado Chileno y luego también refrendó la Convención para la Biodiversidad. Además, por Ley 20.283 de 2008 se homologó las categorías de áreas silvestres protegidas existentes en nuestro país con aquellas de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, UICN. Desde entonces, las Reservas “Forestales” pasan oficialmente a ser “Nacionales”. Todo lo cual la Subsecretaria de Pesca, habitualmente coludida con los salmoneros, parece ignorar.

Por cierto que desde 1938 también han habido hartos cambios y aprendizajes en estas materias de conservación y así es como actualmente la Corporación Nacional Forestal, CONAF, administradora de las áreas fiscales –bienes nacionales – protegidas, señala que “entre sus principales valores biológicos, escénicos y ecológicos la R.N. Las Guaitecas no solo constituye hoy un hábitat de protección del Ciprés de las Guaitecas, sino que además ofrece paisajes de mucha atracción turística, una gran biodiversidad terrestre y marina y ecosistemas marítimos de gran riqueza, además de cobijar una variedad de mamíferos marinos y aves, presencia de humedales con elevada población de briofitas e importantes funciones como reserva de carbono, entre otras propiedades y valores ecológicos que ameritan su protección” (Ord.01, enero 2016). No por casualidad un sector (Isla Kent – Carrera del Chivato) de esta Reserva tiene prioridad para la conservación en la Estrategia para la Biodiversidad de Aysén (CONAMA) y aparece en la Zonificación del Uso del Borde Costero en “categoría de uso orientada al resguardo de especies y ecosistemas naturales” (SERPLAC, 2005). Vale agregar que, esta inmensa y valiosa “área protegida” no cuenta con infraestructura, ni guardaparques, ni plan de manejo, por ende no está muy protegida y de ella poca es la información existente. De hecho, esa área es geográfica y literalmente el “Far West” de Aisén y muy pocos conocen algo de ella y menos aun lo que sucede ahí. Salvo, por cierto, los salmoneros instalados en ella y los pescadores, cazadores y madereros chilotes que la utilizan como patio de atrás. Así es como la mayor parte del desembarque en Quellón proviene de ahí. Y la verdad es que para conocerla entera se necesita muchísimo tiempo y esfuerzo. Y para que CONAF y las autoridades de Aysén asuman que es parte de su territorio administrativo, parece que también.

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