Por desgracia se cumplió el escenario mas negativo y que por supuesto no habíamos deseado en la decisión del Comité de Ministros sobre el proyecto Río Cuervo. Así se esfumaron nuestras esperanzas de coherencia y consecuencia con la decisión sobre HidroAysén. Tal como ya lo escribimos la semana pasada, en el gobierno aparentemente falta inteligencia para darse cuenta de que esa luz verde para lo único que les sirve es para seguir empeorando su imagen. Esta vez la imagen que se percibió es la de la colusión con la aprobación forzada y llena de irregularidades de ese proyecto por el gobierno de Piñera y su tristemente celebre intendenta Pilar Cuevas. Es la de colusión con la corrupción que provoca en Puerto Aisén Energía Austral, aliada con uno de sus beneficiarios, el alcalde Oscar Catalán. Y peor aun, es la colusión con Glencore, dueña de Energía Austral, transnacional minera del peor prestigio internacional y la única que gana con esto. A esos, es a quienes el Comité de Ministros les un gran favor.
Que duda cabe ahora, que toman esta decisión a espaldas de la ciudadanía y sin atreverse a dar la cara en pleno verano, después de las fiestas, pretendiendo que su hecho ignominioso pase desapercibido. Pero, igual como se equivocó el gobierno de Piñera con HidroAysén, ahora es este gobierno el que logró nuevamente movilizar a los patagones y ciudadanía. Así hemos visto en estos últimos días varias concentraciones, tanto en Puerto Aisén como en Coyhaique que pasan de los cien participantes y hemos visto como resucitaron los patagones “sin represas” mas aguerridos que nunca. Y si el gobierno piensa que con sus erradas decisiones, echándose a la ciudadanía en contra y hasta a sus propios alcaldes, gana algo, pues, sigue en la misma senda del gobierno anterior, logrando un repudio generalizado.
Por otra parte, el gobierno y su ministro de Energía continúan con sus señales ambiguas. Mientras nos tiene engatusados debatiendo sobre una política energética regional, la cual a todas luces debiera ser para solucionar los problemas regionales y eso perfectamente puede ocurrir con 100% renovables no convencionales, bajando el precio de la tarifa eléctrica y así reemplazando el sobre 90% de los combustibles que componen actualmente la demanda regional. En tanto, nos impone ahora, en forma harto poco democrática, el escenario megahidros exportador en esa política. Eso, mientras recién comienza el trabajo en un millonario estudio sobre las cuencas de Aisén, el que se supone es precisamente para poder llegar a tomar decisiones sobre que hacer en ellas. ¿De que sirve un estudio como ese si ya hay decisiones tomadas antes de? Y eso, mientras con la aprobación del financiamiento a la centralita hidroeléctrica municipal de Tortel de la semana pasada, se continúa demostrando que existen soluciones bastante más lógicas, locales, de mínimo impacto y que evidentemente debieran ser el camino a recorrer. Esto es como con las farmacias, o el gobierno se colude con ellas o incentiva aquellas honestas o municipales y de economía local. Y Tortel es un excelente ejemplo de que es posible contar con energía propia y sin depender de ninguna transnacional que envíe sus ganancias a costas nuestras a sus accionistas en el extranjero. No cabe ninguna duda que esta región y las demás de Chile se prestan para contar con energías propias y de menor precio y sin mega-líneas de transmisión. Aunque para eso se requiere el fin de la colusión con las transnacionales energéticas y mineras y que “nuestros” políticos y gobiernos se jueguen por los intereses nacionales y el desarrollo sustentable de las regiones y el país.
Finalmente, mientras los ministros le daban luz verde al proyecto Río Cuervo, cerquita de ellos “se incendiaba por el calor reinante” un relleno sanitario. La moraleja es que si no son ni capaces de evitar eso y que su propia ciudad se llene de humo no muy saludable ¿Cómo pretenden evitar que represas y un embalse ubicado en un lugar plagado de fallas geológicas y lleno de volcanes no se convierta en una amenaza constante sobre el fiordo Aisén y los habitantes de Puerto Aisén y Puerto Chacabuco? ¿Acaso con esas estaciones de monitoreo que ofrece el proyecto? ¿Y que pasa si esas estaciones son arrasadas por una avalancha piro-clástica o aluvión en dirección a Puerto Aisén? ¿De que sirve un monitoreo a una represa que se viene abajo? ¿Dónde quedo el sentido preventivo de la ley del Medio Ambiente? En otro ámbito y como ejemplo ¿De que sirve el estudio del Huillín, de la Ranita de Darwin y de los Puyes que ofrece el proyecto, si los están extinguiendo ahí mismo destruyéndoles su hábitat?
Para que cambie este triste estado de nuestra realidad, hacen falta gobernantes no coludidos y políticos no corruptos y en vez de eso, ocupados del bienestar, calidad de vida y sustentabilidad de nuestra Nación.