Repercusiones mundiales tuvo el “chistecito” de la muñeca inflable que regalaron la semana pasada empresarios de ASEXMA a un ministro “para estimular la economía”. Mientras, por lo demás, regalaban un exprimidor al Director de la Corfo para “exprimir la economía”. Y así los regalitos y chistecitos esos, que por cierto no dejan de tener toda una connotación e imagen implícita. Sin lugar a dudas los chistes y las tallas reflejan una cultura subyacente, la forma de ver las cosas que hay detrás.
Mientras muchos, en especial las mujeres, se indignaban con el chistecito “machista” aquel, otros reclamaban porque éste se llevaba toda la atención, mientras el niño que fue torturado hasta morir pasaba a segundo plano. Nosotros también podríamos reclamar sobre como se olvida constantemente el “vía crucis” del Río Cuervo, la inexistencia del derecho humano al agua en algunas cuencas regionales, a los huemules en peligro de extinción y el desastre en el mar. Pero, cuando se mira mas atentamente los aspectos “reduccionados”, lo que vemos tras todo eso son ciertas semejanzas con las cuales se entiende el total, lo holístico. Semejanzas que nos permiten identificar claramente un “país inflable”. Estamos hablando de simbolismos y lo que hay detrás de las apariencias. Estamos hablando de mínimos común múltiples. De la enfermedad o enfermedades del alma nacional que aparecen a la luz cada cierto tiempo con estos síntomas, como el que estos empresarios nos muestran tan claramente en su chistoso ejemplo.
Cuando la semana pasada nos encontrábamos en el taller “Plan Chile 30/30 Obras Públicas y Agua para el desarrollo” y en el “Congreso Internacional para la Conservación del Huemul”, mientras en los Tribunales Ambientales de Valdivia eran los alegatos para salvar el Río Cuervo, su cuenca, sus lagos, bosque, flora y fauna amenazada, así como a los habitantes del fiordo y Puerto Aisén, mientras revisábamos el borrador de la hoja de ruta de la política energética regional; los chistes esos de la muñeca y el exprimidor nos hicieron sentido y ayudaron a entender el trasfondo. También sobre lo que ocurre con los niños del Sename y aquel torturado a muerte. Y tantos ejemplos más, como lo que ocurre con las AFP, la educación, etc., etc. No en vano nuestras dos últimas columnas ya versaban sobre como se prostituye este país. Si bien en algunos casos la muñeca y el exprimidor resultan ser una explicación inmediata, en el total esto va un poco mas allá, a lo que no cuesta mucho identificar como el “país inflable”. El país con su gente, su vida y patrimonio, inclusive sus derechos humanos, sacrificado a la “estimulación económica”. A ser cosa, modelo. Reducir la vida a objeto y $$. El país de alma enferma en que nos hemos convertido en las últimas décadas. Y no es la primera vez que lo decimos. Por cierto en esto la política no es excepción, mas bien son causales ¿No le parece identificar constantemente un lote de políticas y políticos “inflables”?
Porque, la verdad es que no cuesta mucho ver las cuencas y derechos de aprovechamiento de agua inflables, así como en lo del plan inflable para el crecimiento económico 30/30. Así el Río Cuervo y toda su vida son “inflables” a sacrificar para la estimulación más bien de algunos que de la economía. Por cierto que tenemos el temor que lo mismo ocurra con la política energética regional. Así, los huemules también pasan a ser “inflables” y en el congreso aquel falto poco para una propuesta, no solo simbólica, de huemula inflable para satisfacer las expectativas de algunos “veterinarios de la conservación”. Eso, en vez de dedicarnos a solucionar las causas de fondo, las raíces, que tienen a maltraer a nuestro ciervo heráldico. A propósito, nos percatamos además de las circunstancias históricas de que a causa de la “región inflable” se quemó la mitad del bosque regional para contar con terreno ganadero y hoy resulta que ese ganado esta en pésimas condiciones sanitarias, transmitiendo enfermedades a los huemules y perros. ¿Y a los humanos? Y eso incluso en parques nacionales. A su vez perros asociados a ese ganado y ciudades que atacan a los huemules y trasmiten enfermedades, las mismas que hace mas de cuarenta años, desde que se sabe de esto. Con este prestigio se ve difícil la venta de carne orgánica, mientras competir con el Mercosur es imposible. ¿El sacrificio del bosque y su biodiversidad, inclusive los huemules, de los ríos y puertos, del empobrecimiento del suelo y campos y su gente, va a desinflarse así no más? Tras sacrificar los bosques y suelo, pasaron a sacrificar el mar y su vida, también para el “país inflable” y la última tentativa en esta macro-política inflable va por los ríos y todo lo demás que va quedando aun incólume.
Tal vez Ud. encontrará que estamos poco navideños y muy “pesados” para estos días. Y aquí también vale percatarse que hasta la navidad y su sentido y mensaje de vida, amor paz lo han logrado convertir en algo “inflable”. Por eso, la moraleja es, darse cuenta de todo esto, no caer en el juego e intentar de revertir la enfermedad para sanarnos. No hacerlo, nos convierte en “inflables” objetos cómplices.