El 22 de abril se celebró el “Día de la Tierra” con diversos actos en la región. Participamos invitados en uno de ellos, organizado por la Agrupación de Mujeres de la Cámara de la Construcción, Fecunda Patagonia y Reciku. Ahí esas organizaciones mostraron sus loables iniciativas de reciclaje, incluyendo además aquella ejemplar de Cristián Martino en la zona de Puerto Aisén. Además, la seremi de Medio Ambiente explico la ley de reciclaje que esta pronta a salir del Congreso. Ley que con décadas de atraso, en alguna medida viene a buscar solución al acucioso problema de los desechos sólidos y lubricantes y que de paso esperamos sea respaldo a las iniciativas de reciclaje que con tanto esfuerzo y con innumerables fracasos, a falta de apoyo institucional, han venido realizándose ya hace años. Entre ellas también algunas nuestras. A tanto, que mientras aun se habla de las 3 R, nosotros ya vamos en las 5 R; eso es: rechazar, reducir, reusar, reparar y reciclar. Y en esto, más allá del negocio del reciclaje, hay un importante componente ético y de cultura ambiental por medio de la educación respectiva. Por cierto esto de las 5R es un ejemplo de lo que podemos hacer cada uno por mejorar nuestra relación con la madre Tierra, incidiendo en lo social y dando el ejemplo en evitar contaminación, en malgastar energía y en producir una economía mas sustentable. De hecho, así como la contaminación mundial es un tema crucial, verificable, por ejemplo, en el cambio climático, las nuevas islas oceánicas de plástico y la muerte de ballenas y otra fauna a causa de ese derivado del petróleo. Además esta la perdida de 50% de la producción de alimentos. Por otra parte, también se observa como en el mundo, desde hace tiempo, se realizan notables esfuerzos de integración total de la producción en ciclo cerrado y de recuperar energía de desechos, llegando hasta a la construcción con hormigón reciclado. De hecho, de reciclarse el 100% de los metales y plásticos, no se necesitaría la extracción de mas minerales, ni la producción de nuevos plásticos. Por ende, baja notablemente la demanda de energía y la presión sobre la naturaleza. Y de volver a integrar todos los desechos orgánicos al suelo no necesitaríamos pesticidas, ni abonos químicos contaminantes.
En la segunda parte aquel acto del Día de la Tierra, participamos en un panel en que se nos pregunto si el desarrollo de la región era sustentable, cuales amenazas veíamos hacia el futuro y como nos podíamos volver mas sustentables. Preguntas complejas de responder. Así como nuestra civilización y desarrollo mundial es para nada de sustentable, a excepción tal vez de algunas “culturas primitivas” remanentes y en peligro de extinción, o tal vez Bután donde en vez de PIB hay “producto de felicidad interna”. Y el desarrollo nacional tampoco lo es. Porque sustentabilidad implica mucho mas que solo bienestar económico. Sustentabilidad significa dejarle a las futuras generaciones un mundo y país mejor, significa un desarrollo donde se mejora la calidad de vida y esta es una sensación existencial. Como decía San Mateo, “que sacamos con conquistar la Tierra si en ello perdemos el alma”, traducido esto a una leyenda en una estación del metro santiaguino que dice algo así como: “que sacamos con mayor progreso material si en eso nos volvemos infelices”. No en vano Chile a pesar de ser según algunos “líder en desarrollo económico” en Latinoamérica, a su vez, según la OMS, es el país con mayor índice de depresión en el mundo y líder en suicidios en el subcontinente. Eso, además de estar en los “top” del ranking de desigualdad y con regiones que muestran 80% de déficit de agua, entre otros indicadores nada de positivos.
Y en Aisén “Reserva de Vida”, si bien contamos con valores superlativos de calidad de vida en algunos aspectos y tal vez en algunos parámetros no estamos tan mal como en otras partes de Chile, como que nuestra civilización globalizada y nación por desgracia hacen lo posible por convertirnos también en mostrario de lo in–sustentable. Ejemplos históricos hay varios. Como la extinción de pueblos originarios, los incendios, erosión y embancamiento de ríos y empobrecimiento de campos, el boom pesquero y sus consecuencias, la pérdida de matadero frigorífico, planta seleccionadora de lanas, planta lechera y matadero. Y la actualidad no esta mucho mejor que digamos, porque ¿Es sustentable el harakiri, contaminación e invasión de áreas protegidas de las salmoneras? ¿Lo es la crisis de basuras y basurales, el control desde fuera de “nuestros recursos”, la contaminación minera de El Toqui, Fachinal y Pto. Cristal y la pesca de arrastre? ¿O las sobre 300 ballenas muertas en nuestras costas, el record de contaminación del aire en Coyhaique, la exportación de ganado en pie y crisis ganadera, el aumento de problemas sociales y la criminalidad? ¿Y la pobreza estructural, la concentración urbana, el record de alcoholismo…y las utilidades de las empresas que se van vía internet y bancaria a Santiago y al extranjero…? Para remate, la amenaza por parte de megaproyectos y transnacionales, de convertirnos en zona de sacrificio y de ser parte de los excluidos es cada vez es mayor. La solución a todo esto, para nosotros, pasa ante todo por la ética de valores por la vida y del ser y de una mucho mayor cultura por la sustentabilidad. Además, del respetar las leyes naturales y el respeto entre nosotros, del empoderamiento y participación informada, del regionalismo de verdad y con amor por su gente, su identidad y su territorio. Y con eso poder defendernos y trabajar entre todos por un Aisén Reserva de Vida.
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