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El cambio climático y las presentaciones del “Congreso Futuro” nos dieron para reflexionar en estos últimos días.

Como es sabido, el cambio climático se ha convertido en tema de gran importancia mundial, aunque aún hay quienes se niegan a creerlo y darle prioridad. Así es como existen acuerdos mundiales para reducir los gases de efecto invernadero, como el de Kioto y el de Paris, para evitar que el aumento de temperatura en la atmosfera terrestre pase de los  1,5 a 2 grados Celcius. Sin embargo hay países importantes, como EEUU de N.A. y ahora Brasil, que se han restado. Mientras, los pronósticos científicos son de que esos 2º C  grados ya se están superando y el cumplimiento del acuerdo va demasiado lento. El aumento de la temperatura terrestre (aire y agua) trae consigo inestabilidad y extremos climáticos (como las tormentas tropicales), retroceso de los glaciares, aumento de sequias, baja de oxígeno  y acidificación y subida de nivel del mar, e incide en las otras crisis, como aquellas de las pesquerías, la falta de agua potable, la deforestación, la contaminación, el colapso de la biodiversidad (6ª extinción en masa). Eso que en suma seria la denominada “crisis ecológica”. Crisis que según algunos es originada por una economía suicida, provocando riesgos antropogénicos, como el de mayor pobreza (G.Bouef, Presidente del Museo Historia Natural de Paris, Francia, en Congreso Futuro, Coyhaique).  Entre los “riesgos” o consecuencias esta el que la humanidad desaparezca como lo auguran algunos científicos.

Como también ya es conocido, Chile será sede de la COP 25, Conferencia de las Partes de la Convención del Cambio Climático, el 2020, en lo que la ministra de Medio Ambiente, como leímos en una entrevista, logro el apoyo del presidente, tras el ningún entusiasmo de algunos de sus pares. La verdad es que el desafío es grande, porque por un lado está el organizar este encuentro mundial y lograr que tenga resultados positivos trascendentes, lo que mientras EEUU, Brasil y otros sigan restándose, se ve difícil (aparte que implica un zapato chino diplomático no menor). Y por otro lado, Chile tendrá que dar el ejemplo y mostrar coherencia y resultados. De hecho, nuestro país aparece entre aquellos que serán mas afectados por el cambio climático.  El compromiso nacional de reducir en 30% las emisiones de gases efecto invernadero y recuperar  y plantar bosque es grande y en los últimos años esas emisiones han aumentado y la superficie de bosque se ha visto mermada con grandes incendios. Por otra parte, Chile ha mostrado buenos resultados en aumentar su generación de energía renovable no convencional.  Entre las iniciativas que está emprendiendo el gobierno está el de una Ley del Cambio Climático, la cual a nuestro parecer, si no va aparejada por un cambio ético-cultural corre el riesgo de convertirse en letra muerta.

En lo regional, los principales efectos del cambio climático serían el retroceso de glaciares y las sequias.  Las emisiones de Aisén serian de origen agropecuario en 46,9% (ganado), energía en 46,4 % (centrales térmicas) y residuos en 3,8% (basurales). ¡Y somos campeones nacionales en absorción de gases con bosques!  En cuanto a lo energético, la respectiva política regional ya da respuesta y se hace necesario traducirla en acciones . Y en cuanto a los gases agropecuarios y de residuos, no estaría mal el debate, propuestas y acciones (que hasta ahora no existen). Por cierto también deberemos asumirnos como responsables de cuidar nuestro maravilloso bosque y restaurar los cerca de un millón de hectáreas quemadas en el siglo pasado; tarea urgente. En los últimos años la superficie reforestada es prácticamente nula. Por lo demás, ya en 1989 identificábamos el efecto invernadero y demás ingredientes de la crisis ambiental regional en el Diagnóstico de la Situación Ecológica de la Región de Aysén (CODEFF Aisén). O sea, nuevamente fuimos precursores.

Ahora, en lo que respecta a la “crisis ecológica”, según convenimos con Bouef y de lo que aprendimos del paleontólogo  M. Williams y el Dr. en Biología P.Marquet (Congreso Futuro en Santiago), esta es provocada por los humanos que se comportan como parásitos plaga, extractivistas, reconfiguradores de la biósfera, tecnócratas y acumuladores o acaparadores de materia y energía. Así las trayectorias posibles (según Williams) serían hacia: 1. Cambios no sustentables de poca duración; 2. Tecnosfera evoluciona a ser autosuficiente y reemplaza la biósfera (topa en que todo tiene limites); 3. Mutualidad evolución y convivencia estable sustentable. O somos una especie que se lo come todo o aprendemos y cambiamos de conducta.  La pregunta que hacia Marquet al final es: ¿Queremos sobrevivir, con que tipo de desarrollo y economía? ¿En qué planeta queremos vivir y que nuestros hijos y nietos vivan? Y en eso, más que en la ciencia, la respuesta es filosófica, en la base filosófica que sustenta nuestra civilización.

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