Por Peter Hartmann, director CODEFF Aysén
Hace años ya publicamos acá la historia de la usurpación de un campo en Bajo Rio Pascua y que con el megaproyecto HidroAysén nos enteramos había sido una sucia operación de la privatizada Endesa. En estos días, casi a modo de carta navideña, le escribimos al Gerente General de ENEL Chile para pedirle que haga algo para restituir la ética y prestigio de la cloaca que heredo de la privatizada Endesa y repare el daño ocasionado con esa usurpación. En vista del interés que despertó la mención de la consabida carta en redes sociales, ahondare aquí sobre ella y su contenido.
Como es conocido, tanto Endesa (hoy ENEL) como Colbún adquirieron varios predios para efectos de compensar daños que ocasionaría el proyecto HidroAysén. Entre estos hay dos o tres en el valle del río Pascua. Uno de ellos, aquel de Endesa, había sido conseguido varios años antes cuando unos abogados santiaguinos (uno de ellos personaje famoso) con la colaboración de un lugareño emborracharon a don Daniel Alvarado y le hicieron firmar la venta de su campo en el Pascua.
Don Daniel falleció unos años después y cuando aparece posteriormente HidroAysén, estos expulsan a su familia desde su campo. La viuda acudió al Conservador de Bienes Raíces de Cochrane a verificar que efectivamente su campo había sido transferido a Endesa sin su necesario consentimiento. Pero, habían transcurrido más de cinco años desde aquel entonces, por lo cual la ilegalidad había prescrito. Entonces, abogados de Patagonia sin Represas tomaron el caso, pero por diversas razones no hubo avances. Mientras, HidroAysén mantuvo tranquilizada a la viuda mediante “becas”, pero las y los hijos se quedaron sin herencia y en la calle, y constantemente, hasta hoy, nos piden hacer algo. Y la verdad es que no se nos ocurría mucho que hacer, hasta que dicho predio nuevamente salta a la palestra al enterarnos de que María Paola Luksic y la Fundación Parque La Tapera estarían negociando su compra con ENEL.
Cuando se termina el proyecto HidroAysén y disuelve la sociedad entre ENEL y Colbún, la primera decide vender sus predios y devolver sus derechos de agua al Estado. Mientras, Colbún habría decidido entregar esos predios a proyectos de conservación. Pero esos terrenos no tienen demasiado valor ecológico y de biodiversidad, mientras que los de ENEL si los tienen. De hecho, el campo ex Alvarado del Bajo Pascua entre sus valores cuenta con el único aeródromo de la zona, está conectado al Camino Austral, es el acceso hacia el Lago Bergues y Campo de Hielo Sur y tiene grandes superficies de turberas, bosque y renovales, además de las orillas de dos ríos y un lago. HidroAysén lo tenía destinado justamente a área de conservación en compensación por inundación y seguro también iban a usar el aeródromo.
En vista de la casi imposibilidad de poder hacer algo por la vía legal, pensamos hoy que debido a los profundos cambios ocurridos de Endesa a ENEL ahí tal vez exista alguna posibilidad de que se le haga justicia y repare a la familia Alvarado por la usurpación de la cual fueron víctimas. Por eso recurrimos por carta al Gerente General de ENEL Chile y pensamos que es perfectamente factible que al vender ese predio a la Fundación Parque La Tapera u otra figura legal que está usando M.P. Luksic, ver la forma de devolver parte del predio o su valor a la familia Alvarado o al menos a quienes lo perdieron todo. Nos parece sería un lindo gesto de justicia y recuperación de ética y prestigio.
Por último, a causa de publicar este caso, nos enteramos que esa forma de actuar mediante usurpaciones es bastante habitual en nuestro país, de hecho, nos contaron un caso peor aún al del Río Pascua, en Pascua Lama. Y para qué hablar de las usurpaciones a los pueblos originarios que son algo “normal” en nuestra realidad nacional. Y eso de esperar cinco años para la prescripción legal también es usual, de hecho, lo aplicaron en el Cuervo-Meullín, cuando el entonces Subsecretario de Bienes Nacionales reconoció una astuta mano de abogado en lo ocurrido ahí. Junto con eso, evidentemente queda en evidencia la falta de ética de más de algún abogado que se presta para estas diabólicas maniobras y de como estas cosas son parte de la contingencia habitual en nuestra vida nacional. Extrañamente no hay mayor intención e interés en cambiarlo; no sería tan difícil eliminar o aumentar a diez años el plazo de prescripción, por ejemplo.
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