Tras dos semanas de negociación, la Cumbre de Cambio Climático COP24 realizada en la ciudad polaca Katowice entre el 3 y 14 de diciembre, concluyó dejando decepcionantes resultados para evitar el colapso climático en el planeta, relativización de los informes científicos de los expertos, y el anuncio de que la próxima sede de la COP25 se realizará en nuestro país.
Un hecho preocupante, considerando que a la fecha Chile ha tenido una política errática en materias medioambientales, como la decisión del gobierno de no firmar el Acuerdo de Escazú, el cual busca garantizar el derecho al acceso a la información, participación ciudadana y justicia ambiental.
Respecto a los resultados generales de la COP24, si bien se avanzó en las pautas para poner en marcha el Acuerdo de París que entraría en vigencia el 2020 y que busca evitar llegar a los 2° en el aumento de la temperatura con la suscripción de un acuerdo multinacional poco ambicioso y que cumple solo a medias este acuerdo; por otro se deslegitimaron más de 6 mil estudios científicos que evidencian los efectos del cambio climático entregada por el panel de expertos. Asimismo hubo un nulo avance en el financiamiento a las medidas de mitigación para los países pobres.
En esta ocasión Estados Unidos no se ha encontrado solo en su inacción ante el cambio climático, sino que cuenta con el respaldo de países como Rusia, Arabia Saudí o Kuwait, que reniegan de los informes científicos y rechazan la financiación adicional a los países en vías de desarrollo para asegurar la adaptación y transformación energética de los países más afectados por el aumento de la temperatura.
En esta línea, tomamos atención al hecho de que nuestro país se una a los países que renuncian al multilateralismo, asumiendo a su vez una gran prueba de coherencia de parte del gobierno; ya que por un lado organizará la próxima COP25 en enero del 2020, pero que por otro, escucha y avala con sus actos las opiniones de los sectores más conservadores en materias internacionales y ambientales.
Estamos en un mundo sin acciones políticas contundentes contra el cambio climático; la mayor parte de los países ha decidido hacer oídos sordos al informe del IPCC, que da a conocer el peor impacto al clima, dejándonos en una senda que superaría los 3° de ahora a finales de siglo con todos los graves eventos climáticos que se traducen en desastres naturales, desplazamientos humanos y destrucción de invaluables ecosistemas con especies vulnerables.
Desde CODEFF vemos con preocupación el evidente retroceso de la COP24 en implementar medidas para controlar el cambio climático y evitar llegar a los 1,5° al año 2030, sobre todo en un escenario que nos lleva a este ritmo, a los 2°.
Hacemos un llamado a que el gobierno sea coherente en materia ambiental, retome la senda del desarrollo sustentable y justicia ambiental firmando el Acuerdo de Escazú como condición previa para ser sede a la COP25 de Cambio climático en nuestro país.