Estamos en racha de hechos históricos parece. A la Red de Parques Patagónicos y creación de varios nuevos parques nacionales y al final de HidroAysén y Energía Austral, más su devolución de derechos de aprovechamiento de agua, ahora se suma el lanzamiento de la Política Energética Regional de Aisén.
Con el riesgo de repetir cosas ya dichas, vale recordar que gracias a la campaña Patagonia sin Represas y el aporte de estudios del Consejo de Defensa de la Patagonia que mostraban la existencia de un gran potencial nacional en eficiencia energética y energías renovables no convencionales y su viabilidad, y luego la formación de la Comisión Ciudadana, Técnico Parlamentaria, llegamos adonde estamos hoy. Vale reconocer que el actual gobierno supo recoger el guante y con su Agenda Energética en mano logró reformar parte del sector energético. Por cierto, podría haberse quedado en cómo funcionaba el sector antes, arreglándoselas con las empresas entre cuatro paredes. Esa época en que las empresas presionaban con “crisis” por mayores precios. Pero eso evidentemente significaba tratar de tapar el sol con un dedo. Así fue como luego se logró terminar con el tripolio eléctrico, con mayor competencia, la entrada en masa de las renovables no convencionales y redundando en una sustancial baja de precios. También hubo algunos esfuerzos en eficiencia energética y democratización, que pudieron ser mayores. Entre los temas pendientes, quedaron la reforma a los sistemas medianos, como el de Aisén, bajar la política de la leña a la práctica, buscar alternativas a los combustibles importados y una mayor autogeneración.
En la Agenda Energética del gobierno aparece la formulación de las políticas energéticas de las regiones de Magallanes y Aisén. Esto, en buena medida porque ambas regiones habían mostrado serias demandas y conflictos en ese sentido. El trabajo en esa política regional tomo tres años y sobre 40 talleres y reuniones técnico, participativos y requirió de insumos clave, ya que buena parte de la información base prácticamente no existía. Si bien este trabajo tuvo “de dulce y de agraz” y estuvo a la sombra de los megaproyectos de exportación aun presentes y participantes en definir una política “para Aisén”, se lograron grandes avances y consensos. Pensamos que si ese trabajo se hiciese ahora, sin esas empresas desaparecidas presentes y en conocimiento de la nueva realidad energética nacional en la cual es innecesario recurrir a los potenciales de Aisén, seguro que la política habría resultado más regional. También nos parece en ella aún falta trabajo en solucionar el tema de la “petrolización” de la matriz, especialmente en el transporte y la dependencia regional de ese transporte y petróleo.
Por nuestra parte, en el intertanto, hemos estado trabajando en una propuesta energética para Aisén Reserva de Vida. Esto es, teniendo Aisén Reserva de Vida como objetivo estratégico. Este trabajo colectivo para fortalecer las prioridades ciudadanas, ahonda en un modelo alternativo de desarrollo menos intensivo en uso de energía, la democratización energética, el ahorro y la eficiencia. También en la autogeneración, el derecho humano al agua y un mercado con 100% de renovables no convencionales.