En AMBIENTALES

La red internacional Living Lakes (Lagos Vivos), de la que forman parte representantes de más de un centenar de lagos y humedales de los cinco continentes, han mostrado en Valencia —donde acaban de reunirse en su 15ª conferencia— su preocupación por “el grave estado de deterioro y destrucción de algunos de los humedales mediterráneos”. La alemana Marion Hammerl (Siegburg, 1956), presidenta de esta red conservacionista y miembro de la Fundación Global Nature, alerta de la falta de agua en humedales como Doñana, las Tablas de Daimiel, el Delta del Ebro, el Mar Menor o la Albufera. El manifiesto de esta organización pide a España que aplique la Directiva Marco del Agua -norma europea que pretende prevenir y reducir la contaminación, mejorar los ecosistemas acuáticos y alcanzar un buen estado ecológico de ríos y lagos-, y asegure las necesidades hídricas de

Respuesta. Las cifras que manejábamos hasta hace unos días indicaban que más del 60% de los humedales y lagos del mundo han desaparecido o se encuentran muy degradados pero el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), presentado este lunes en París, arroja datos terribles: es el 80% de estos lagos y humedales los que están gravemente deteriorados. Estamos en una tendencia negativa y, aun disponiendo de mucha tecnología, ni  hacemos lo suficiente ni a la velocidad adecuada para salvar los humedales del planeta.

P. ¿Cómo frenar este proceso de degradación?

R. Implementar los muchos planes que hay porque son buenos, da igual si es el Plan de Humedales Ramsar o de las cuencas hidrográficas, así que lo más urgente es ejecutar lo que tenemos y después afrontar problemas tan básicos como tratar adecuadamente las aguas residuales o regar de forma más eficiente, que sabemos hacerlo. No inventemos nada nuevo, hagamos lo que tenemos al  alcance.

P. Al inicio de la conferencia recordó, como creen los Huicholes, pueblo indígena de México, que los lagos son el espejo de los seres humanos. ¿Por qué parece importar tan poco su conservación?

R. No lo sé, no lo entiendo, porque los lagos siempre han sido el centro de la urbanización, de los asentamientos humanos. Donde había lagos, había pueblos establecidos. Muchos son sagrados para los pueblos indígenas y a lo largo de toda la historia hemos tenido una relación muy estrecha con ellos pero quizás hemos visto más sus valores recreativos. L’Albufera de Valencia, por ejemplo, es un bello espacio para pasear los fines de semana pero nos olvidamos de que da servicios ecosistémicos esenciales para los humanos porque actúan de escudo frente al cambio climático. Debemos darnos cuenta de que los humedales no son solo un paisaje bonito sino un ecosistema esencial. Muchos pueblos tienen agua potable gracias a estos lagos, por ejemplo, el de Atitlán, en Guatemala.

P. ¿Es sensible España al estado de sus humedales?

R. Hay algunas cosas que se están haciendo bien y otras no. Se están recuperando los humedales de la Mancha o L’Albufera valenciana. Pero el uso de pesticidas por parte de la agricultura no es aceptable en estos espacios. Deben ser cultivos ecológicos. Además, España ha tenido tres grandes humedales que se desecaron en el siglo XX: Antela [Ourense], Mar de Campos [Palencia] y La Janda [en Cádiz]. Con la Fundación Global Nature hemos recuperado 300 hectáreas en Fuentes de Nava pero podrían recuperarse fácilmente 3.000 o 4.000 hectáreas. Los planes están y la población local ve esa recuperación como una posibilidad de desarrollo, así que la Administración debería de ponerse las pilas.

P. Más presupuesto.

R. El dinero es importante pero también ponerse de acuerdo con otros organismos y Administraciones con competencias en estos espacios naturales. Es básico que todos vayan en la misma dirección.

P. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos por los humedales?

R. Los ciudadanos deberían hacer saber a sus políticos locales que les importan sus humedales y no consentir que se sigan degradando. También pueden contribuir con una buena gestión del agua, sin desperdiciarla y, desde el punto de vista del consumo, huir de los microplásticos, que no afectan solo a mares y océanos sino también a las bolsas de agua dulce. El microplástico está en la cosmética, en las chaquetas deportivas, y contamina los humedales porque la mayoría de plantas de tratamiento de aguas residuales no puede retirarlos.

P. Ha dicho que lagos y humedales actúan de escudos contra el cambio climático. ¿De cuánto tiempo se dispone antes de llegar a un punto de no retorno?

R. Hay que acelerar las actividades de recuperación y protección porque el cambio climático avanza rápido. Si pasamos ese punto de no retorno, el esfuerzo será más grande y costoso y habría que ver si podemos recuperar parte de lo perdido. Los planes están bien pero un plan sobre el papel no vale de nada. Y esta política de pequeños pasos ya no vale, lo siento. Tenemos que acelerar mucho en la recuperación.

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