El Plan de Acción Nacional de Cambio Climático 2008-2012 (PANCC), fue el primer documento para articular una estrategia para enfrentar el fenómeno en Chile. Lanzado en diciembre de 2008, contaba con 22 líneas de acción y 103 acciones para ser implementadas en cinco años, todo un avance que, aunque tuvo algunos resultados positivos, tardó en implementarse y no contó con el presupuesto necesario.
Así se desprende de la evaluación final al plan, licitada por el Ministerio de Medio Ambiente y liderada por Paulina Aldunce, académica de la U. de Chile e investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), junto a la consultora Poch y la ONG Adapt-Chile. El informe dice que el PANCC se inició con dos años de retraso, y no tenía metas ni indicadores, tampoco el presupuesto asegurado, sostiene la investigadora.
Paola Vasconi, coordinadora de Asuntos Políticos de la ONG Adapt, dice que fue un esfuerzo valioso, por ser el primero creado desde el aparato público para ordenar lo que se estaba haciendo, pero la falta de presupuesto mermó su efectividad. “Muchas acciones fueron definidas por voluntariedad, y al no haber marco institucional o ley, dependía mucho del funcionario”, dice.
Según la evaluación, donde más se avanzó fue en actualizar el conocimiento sobre vulnerabilidad silvoagropecuaria y generación hidroeléctrica. Luego en la generación de escenarios climáticos locales e identificar ecosistemas y especies vulnerables. Pero poco se hizo para crear un programa nacional de educación y formular uno de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero por sector. En la única medida que hubo nulo avance fue en la creación de un fondo nacional de investigación en biodiversidad y cambio climático.
Falta de coordinación
“Hay una evaluación relativamente positiva, se lograron varias cosas, pero hay muchas más por hacer, generar más sinergias entre instituciones del Estado y otras instituciones”, dice Maisa Rojas, investigadora del CR2 y parte del panel de expertos del informe.
Ignacio Rebolledo, jefe de Cambio Climático de la consultora Poch, señala que entre las principales falencias estuvo la falta de un ente coordinador que realizara un control y evaluación del avance de las medidas, además de la rigidez con la cual fue planteado, que no permitió incorporar nuevas iniciativas que surgieron.
“En mitigación, por ejemplo, se hizo el proyecto MAPS (Mitigation Action Plans and Scenarios), un gran aporte a la generación de información para tomar decisiones en materia de mitigación, pero originalmente no estaba concebido en el plan”, dice.
Fernando Farías, jefe de la Oficina de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, reconoce que aunque el PANCC 2008-2012 fue un avance sustantivo en levantar información, “no generó el nivel de articulación necesario entre sectores y políticas públicas”. Diez años después, agrega, “el contexto que había en 2006 a nivel internacional, nacional y de certeza científica es muy distinto”.
Aprendieron varias lecciones. La primera: que es necesario avanzar en la multisectorialidad e integración para lograr la transversalidad. “También fortalecer la institucionalidad, para incorporar el cambio climático en el quehacer cotidiano de las instituciones y en sus objetivos, incluyéndola en la planificación de cada institución”, sostiene Farías. En ello, la recién anunciada Agencia Chilena para la Sustentabilidad y el Cambio Climático, debería contribuir.
La única acción del PANCC 2008-2012 en la que no hubo avance fue en crear un fondo nacional de investigación en biodiversidad y cambio climático. Era tarea de Conicyt, pero nunca se realizó. Sí se hizo un llamado para un Fondo de Financiamiento de Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (Fondap), con el que se creó el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), pero “no hay fuentes estables designadas específicamente al tema. El CR2 ha hecho un aporte sistemático, pero los mismos investigadores de ese centro u otros no tienen un fondo estable”, dice Aldunce.
Rojas agrega que igual se ha avanzado en investigación. “Hemos seguido con o sin financiamiento, el área que era pequeña ha crecido un poco”.
A nivel general, Aldunce dice que uno de los errores más importantes del plan fue que el Ministerio de Hacienda no tuviera un rol. “Sin estar presente en el instrumento de mayor jerarquía sobre cambio climático, mermó su oportuna aplicación. Si Hacienda se incorpora de inmediato, los recursos financieros y humanos estarán bien definidos desde el inicio. Un plan no puede salir sin medios de implementación”, dice. Fue una de las recomendaciones a la nueva estrategia.