Hay semanas en que cuesta escribir y más aún cuando el tema en que se ha estado trabajando durante los últimos días hay cierta especie de “Ley Mordaza Energética”. Un tema que sin duda tiene que ver con los dichos del ministro Pacheco de la cartera de Energía, cuando dice en El Mercurio el 1 de julio que: HidroAysén está cerrado para este gobierno y que “está haciendo un enorme esfuerzo para impulsar proyectos hidroeléctricos de tamaño pequeño y mediano”, para continuar más adelante advirtiendo que la región de Aysén produce hoy la mayor parte de su energía con generación diesel “nos duele el alma, por lo que es obvio que aparecerán otros proyectos que pueden darle a la región una energía limpia”.
La cuestión es que: ¡vaya qué cuesta creerle a los políticos!, ¡hoy más que nunca!. Y también a sus movidas para una política energética regional, donde nuevamente la pregunta crucial parece ser casi idéntica a la de los tiempos de HidroAysén. Así resulta que el la institución que comanda el ministro que pedía deshidroaysenizar la discusión energética, está logrando hidroaysenisarla de nuevo. Todo esto, mientras en la Cámara de Diputados avanza una la ley para una “carretera eléctrica 2.0”, sin porcentaje de energías renovables no convencionales (entre estas las hidroeléctricas hasta 20 MW), porque según el ministerio eso conspiraba contra ellas mismas. La verdad es que no entendemos, porque esa Ley fue presentada precisamente para que las ERNC pudieran ser subidas al sistema y ahora resulta que las favorecidas son más bien las convencionales (entre ellas las de mega represas).
Por otra parte, tuvimos la suerte de participar en una presentación sobre pedagogía de Regio Emilia y los métodos de aprendizaje Bosquescuela, impartidos por parte de la educadora alemana Danica Göller, que está realizando -o intentando realizar-, su tesis de magíster en la región. Interesantísimo el tema y si bien no somos expertos en esto, nos da para varias reflexiones. Comenzando con que esto ocurre mientras el país debate hace años sobre la demanda de educación de calidad, gratuidad en la educación y otros temas en que subyace el derecho a la enseñanza y en el cual da la impresión todo se centra en la cantidad de dinero necesaria para ello. Derecho que a nuestro parecer en nuestro país está en franca duda y menos aún existe una educación de calidad. A propósito: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de calidad? Seguro que debe haber varias interpretaciones y seguro que suelen pasar un montón de recursos financieros. Mal que mal, la educación también se ha convertido en un campo de negocios. Igual, en el debate que se produjo durante la presentación del método citado, surgió la pregunta de cuál era la finalidad de la educación. ¿Ser exitosos, ser profesionales, tener grandes ingresos, ser disciplinados y sumisos, lucrar? ¡¿Y porque no ser felices?! ¿Alguien se atrevería poner este objetivo? En cuanto al método de educación Bosquescuela, se me ocurre que algo parecido ya existe en la región con la educación al aire libre para jóvenes de la Escuela NOLS y la Escuela de Guías. Y por cierto pasan un tanto desapercibidas porque no hay lucro detrás. Y ahora Danica nos muestra e incentiva a aplicar algo parecido con niños, con ejemplos europeos y colombianos. La verdad es que no se requiere de tantos recursos financieros, sino que atreverse a innovar. Y eso es válido no solo para la educación. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que nuestros “templos” sean profanados y regidos por los mercaderes?