En COLUMNAS

Mientras pensábamos escribir sobre los delirios patagónicos de Longueira y otras “iniciativas marcianas”, como la conferencia del Consejo Global de Turismo (industria) Sustentable, la contingencia nos sorprendió con la noticia en La Tercera de la “bajada de cortina” del proyecto Río Cuervo, con fuentes de “la industria”.

Al fin y al cabo, ella igual es otra de esas iniciativas “platillo volador” para que extrarregionales decidieran qué hacer con la región. Ya parece costumbre. Si bien décadas atrás la “nada y nadie” éramos colonia de Chile o más bien de Santiago, ahora pasamos a serlo de las corporaciones globalizadas.

Mientras esperamos una confirmación de la noticia, aunque esas empresas no suelen precisamente vanagloriarse de sus derrotas, vale recordar que Energía Austral es subsidiaria de la minera, de pésima fama, Glencore y la eléctrica australiana Origin y fue puesta a la venta el año pasado, cerrando sus oficinas en la región. Antes, Glencore había intentado sin éxito aumentar la participación de Origin Energy.

A su vez, el proyecto Río Cuervo solo es parte de otro mayor que incluía represar también los ríos Blanco y Cóndor o Lagunillas, de los que ostentan derechos de aprovechamiento de aguas.

También estaba el tema de cómo sacar la energía de la región y hace años propalaron a los cuatro vientos que lo harían mediante un cable submarino, posibilidad cuya viabilidad estaban evaluando. Y de esa evaluación nunca más se supo. Y por algo será. Desde entonces se hizo patente la inviabilidad del proyecto que empezó a depender de si había algún comprador. Y, por lo visto, no lo hay. ¿Qué inversionista se va a meter en un “cacho” inviable?

Si bien, el proyecto Río Cuervo, a pesar de sus tremendos impactos ambientales y sus evidentes riesgos en el área, había sido aprobado por la Comisión Ambiental Regional presidida por la tristemente célebre intendenta Pilar Cuevas y luego por el comité de ministros del actual Gobierno, cuya Presidenta entendimos se había comprometido por una Patagonia sin Represas, aún está en el limbo legal, esperando resolución del Tribunal Ambiental de Valdivia. Resolución que la parte perdedora seguramente apelará a la Corte Suprema. O sea, el limbo continuaría. ¿La bajada de cortina será también porque se enteraron de que las cosas en ese tribunal les son adversas? Así, evidentemente, menos aun encontrarían comprador.

En todo caso, si bajan la cortina, lo que esperamos es que se deshagan de sus derechos de aguas, principalmente consuntivos, caso extraño en los proyectos hidroeléctricos. Así dejarán de pagar más de dos millones de dólares al año por patente de no uso, lo que debe ser uno de los motivos de terminar con el proyecto. Vale recordar que esos derechos están inflados y en su momento fueron calculados sobre la base de extrapolar datos de otros cauces con una metodología cuestionada por el director de Aguas de la época, que calificó a Proyectos de Aysén (I. Walker y Echeñique) como “rifleros”, pero como sabía de sus santos en la corte traspasó la solicitud a la Dirección General, donde fueron aprobados con intermediación del entonces ministro Foxley.

Lo otro que le hemos pedido ya hace años al CEO de Xstrata en Suiza (luego absorbida por Glencore), es que, en vez de destruir el área de gran valor ambiental y de magnífico paisaje de la cuenca de los lagos Yulton, Meullin y lagunas Quetru, hagan lo mismo que en su tiempo hizo Goldman Sachs con los terrenos de la ex Trillium y los destinen a su protección. Para quienes conocemos ese lugar, de verdad es que lo amerita largamente. ¡Es uno de los paisajes y lugares más hermosos y valiosos que conocemos! Nos parece que sería bueno integrar esa área a la Red de Parques Patagónicos en formación. Por lo demás, esos terrenos fueron adquiridos a precio vil (según un subsecretario de Bienes Nacionales) por Proyectos de Aysén, así que la pérdida no les va a doler demasiado.

Finalmente, vale recordar que el Ministerio de Energía tenía bastante interés en este proyecto y, de una u otra forma, lo estuvo alentando para contar con más MW hidroeléctricos “continuos y renovables” en la matriz del SIG y hasta posiblemente con “energía barata” para el sistema Aysén. Esto, sin reparar demasiado en su inviabilidad, impactos y riesgos, hasta que en la última licitación eléctrica se percataron de que ya no necesitaban esa energía, la que se podía obtener a menor costo y más cerca de la demanda con Energías Renovables No Convencionales.

Igual sucede en la Región, donde se está elaborando su Política Energética, en lo que los megaproyectos de exportación han sido tal vez el principal tema de controversia y falta de acuerdo. Eso también, aparte del interés del ministerio con su política nacional, a causa de los intereses de Energía Austral e HidroAysén, que por cierto no precisamente son por el bien común y soluciones energéticas de y para la región.

Por Peter Hartmann, director de CODEFF Filial Aysén.

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