En el marco del “Día de los Bosques”, el Comité pro Defensa de la Fauna y Flora, CODEFF, hace un llamado al gobierno que al momento de restaurar ecológicamente las zonas que fueron afectadas por incendios forestales priorice la utilización de especies nativas locales. Esto, tanto en las zonas quemadas recientemente en Aysén, como en las zonas que aún no son restauradas producto de los eventos ocurridos en el año 2017 en la zona centro sur de nuestro país. “Tenemos la obligación moral de restaurar los bosques dañados. Y es ahí donde está la oportunidad siempre de trabajar con especies nativas, con toda la complejidad que eso significa, no es fácil que empiecen a crecer” señala la directora de CODEFF, Jenia Jofré.
Desde CODEFF se ve con especial atención la generación del “Plan Nacional de restauración Ecológica a nivel de Paisaje” cuya propuesta final está comprometida para el segundo semestre de este año y que están desarrollando los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, junto a CONAF, INFOR e instancias internacionales. Esta es una oportunidad clave para recuperar especies en las zonas afectadas por incendios, como explica el director de CODEFF, Hernán Verscheure, “los chilenos tenemos una deuda enorme con nuestros bosques nativos, puesto que hemos hecho desaparecer más de la mitad de los ecosistemas forestales nativos que otrora existían en el territorio nacional. Por eso debemos comprometernos a detener esta destrucción, y muy importante, a repararla a través de la restauración ecológica de lo destruido”.
Preferir el bosque nativo frente al monocultivo industrial en la restauración ecológica, especialmente en un contexto de cambio climático, es fundamental por varios factores. El primero de ellos es que este tipo de sistema ecológico permite proteger las cuencas de los ríos de nuestro territorio. El bosque nativo reduce la velocidad de escurrimiento del agua, lo que permite una recarga de las napas subterráneas y un flujo lento de ella hacia los arroyos y ríos por lo que se mantienen los caudales en verano. En cambio, en las plantaciones forestales, se ven inundaciones en invierno y sequía en verano.
Los bosques nativos también enfrían el planeta y ayudan a la captación del dióxido de carbono que circula en nuestra atmósfera. Pero es necesario estar alerta a que esta crucial función no sea sólo fomentada de manera que quienes emiten gases de efecto invernadero evadan la responsabilidad por sus emisiones, compensándola mediante los mercados de bonos de carbono, por ejemplo.
La utilización de especies nativas tiene también un carácter cultural, especialmente en los procesos de identidad que pueblos como el Mapuche tienen con árboles como canelos (Drimys winteri) y araucarias (araucaria araucana), los cuales consideran sagrados y son parte de su cosmovisión y rituales religiosos. Además, especies como el boldo (Peumus Boldus) tienen propiedades medicinales ampliamente utilizadas a lo largo de nuestro país.
Pero, pese a que es vital en las medidas para su mitigación, el cambio climático impacta en la biodiversidad de los bosques. El incremento en los niveles de dióxido de carbono, en conjunto con patrones de secamiento está favoreciendo la reproducción de especies de crecimiento rápido y de fácil explotación, de maderas suaves en detrimento de las especies de crecimiento lento y de maderas más duras, como son alerces o araucarias.
La restauración con árboles nativos otorgará una serie de beneficios, como lo explica Hernán Verscheure “la vuelta del bosque nativo también traerá consigo la recuperación del agua, de la biodiversidad, la fertilidad del suelo, de los productos no madereros que sustentan a economías locales, el paisaje y con ello la identidad territorial, todo lo cual impacta positivamente el desarrollo y bienestar de la sociedad”.
Por esta razón, desde CODEFF se generan ciertas propuestas para disminuir el porcentaje de monocultivo a gran escala en Chile y promover la conservación del bosque nativo y la restauración con este tipo de especies en las zonas afectadas por incendios forestales. En primer término, señala que se debe priorizar como política de Estado el fomento, conservación y preservación del bosque nativo como una posibilidad real de desarrollo de las comunidades locales y como estrategia para la conservación de la biodiversidad.
También hace un llamado a desincentivar la expansión de las plantaciones de monocultivo de especies exóticas a gran escala, y fortalecer el apoyo a los pequeños y medianos propietarios para el emprendimiento de iniciativas relacionadas con el manejo sustentable de bosques, evitando con eso la venta de tierras para el establecimiento de plantaciones. Otro elemento que se debe considerar es generar políticas coherentes que eliminen la sustitución de los bosques nativos, así como la tala rasa de bosques y plantaciones forestales como práctica habitual de cosecha. Estas políticas deberían poner un énfasis en la restauración forestal tanto a nivel de campo como de investigación científica y aplicada.
Finalmente, CODEFF señala que se tienen que incentivar las plantaciones de especies autóctonas en forma prioritaria y por sobre las plantaciones de especies exóticas en tierras deforestadas o degradas; promover un consumo responsable de los productos derivados de las plantaciones como son la celulosa, papel y cartón; e informar a la población nacional sobre los costos sociales y ambientales que implica el manejo de estas plantaciones.
A partir de lo anterior se apunta a una valoración de los bosques como espacios adecuados para la educación ambiental y el desarrollo sustentable de las comunidades locales. Como explica Jenia Jofré, “debemos permitir que el bosque renazca y confiar en la fuerza de la naturaleza. Podemos ayudar, podemos colaborar con el poniendo especies nativas, pero no necesariamente la restauración será un éxito, eso lo tenemos que tener claro. Nuestra mayor fuerza es confiar en la regeneración natural y ahí trabajar por lo que llamamos la restauración”.