Por Peter Hartmann, director de CODEFF
Este 30 de marzo hubo una “audiencia de expertos” en el Tribunal Ambiental de Valdivia sobre el caso de nuestras reclamaciones a la aprobación del Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental del proyecto Rio Cuervo. Fue una sesión de alrededor de tres horas que vimos en su versión puesta en el sitio web del Tribunal y que a pesar de algunos problemas de audio resulta interesante ver y escuchar. Todo un encuentro entre los mundos de la justicia, la academia, la institucionalidad gubernamental y la consultoría empresarial. Intentaremos algo de análisis al respecto, a pesar del poco tiempo que disponemos para ello.
La verdad es que no tenemos muy claro como se escogieron los expertos, aparte de las biólogas de la UC “amigas del tribunal”, gestionadas por nuestros abogados de la Fiscalía Ambiental , que aportaron sus conocimientos. Así es como echamos de menos la visión de mas expertos independientes, en especial geólogos, que no estuvieran involucrados directamente en la evaluación, los que evidentemente defienden sus intereses. Aparte que quedo claro como fueron alineados para decir todos lo mismo. Así y todo, fue notable la cantidad de contradicciones y novedades que se produjeron, quedando bastante claro que los estudios hechos son insuficientes, que el área es prístina y de alto valor ambiental, que hay peligro, que es de difícil acceso y poco o nada estudiada y que hubo bastante discrecionalidad en aceptar ciertas compensaciones. También que hay información en esa evaluación que definitivamente fue presentada y manipulada a conveniencia del proyecto y la complicidad gubernamental.
Resulta notable como los expertos, alguno de ellos digno personaje de la soberbia del antropoceno e involucrados en la evaluación, intentaron bajarle perfil a los impactos significativos. Así se hablaba de “lago” cuando era embalse y que hubo participación ciudadana, cuando el estudio lo rehicieron entero durante dos años en cinco adendas, sin participación alguna. Así hasta estaba bien compensar humedales prístinos de altísimo valor ambiental y decenas de especies en conservación, inclusive algunas en peligro, por otra “similar” según ellos ya alterada y de valor y superficie bastante inferior y sin esas especies. Por lo demás, buena parte de ese humedal de compensación en realidad es bosque y propiedad fiscal. Notable también como en la evaluación se manipuló lo referente a gases de efecto invernadero lo que reclamamos al Comité de Ministros sin que se diera por entendido. Y no sería la única información tendenciosa que se entregó.
En el tema geología y riesgos, vale recordar que si no es por un recurso de protección nuestro, no habría hoy información sobre avalanchas piroclásticas en el área, y en ese estudio quedó claro que éstas pueden pasar por sobre el portezuelo al Tabo y que abajo se encontró vestigios de lahar, lo cual el ministro del Tribunal tenía más claro que el geólogo Selles, que ni siquiera “sabía” que ahí hay cuatro volcanes mayores y olvido olímpicamente aquel bajo el Lago Yulton. Para él un evento catastrófico es improbable en un escenario “razonable” del riesgo. Sin embargo en el mundo, por desgracia, abundan las catástrofes. ¿O es que ellos viven en uno de bilz y pap?. A su vez para el geólogo Townley, el lugar es peligroso y en nuestro país ya existen obras de ingeniería sobre fallas geológicas (¿dónde?) y que la solución es el ordenamiento territorial para evitarlo. ¡Entonces ordenemos en este caso antes que sea tarde! Asimismo él y el geólogo del Sernageomin, Hermosilla, piensan que la sismicidad ahí es baja, en lo que vale recordar que hasta el terremoto del 2007 el mismo Sernageomin y decía que la zona no era sísmica y que ante el Consejo Municipal de Aysén eran críticos a esas represas ahí. La verdad es que a estas alturas sus opiniones tienen harto poca credibilidad. Igual en el tema de inducción sísmica en que francamente la opinión del Sr. Hermosilla nos pareció poco seria (“poner un poco de agua ahí no afecta”), cuando según geólogos especializados en el tema es precisamente esa agua la que lubrica la falla y lo “poco” son millones de toneladas. Y por más que el SEA lo niegue, ahí sí se dan los factores para la inducción sísmica; lubricación y peso de millones de toneladas sobre fallas geológicas en un área donde un sismo puede desencadenar desprendimientos en masa como en Bahía Acantilada, cuyo tsunami estaría en pocos minutos en Pto. Aisén, como lo deja en claro el estudio de riesgos en ese fiordo.
Finalmente, encontramos bastante insólita la novedad de que en el tema riesgos ahora resulte no existir información de estándares de construcción de represas y que el proyecto evaluado solo es “conceptual” requiriéndose aprobar la ingeniería final por la Dirección de Aguas. Francamente, nos pareció una salida diplomática para salir del paso por la insuficiente o mala evaluación en este tema o una forma de decirle al tribunal de que aun pueden confiar en una institucionalidad que en esa evaluación no funcionó. También nos dejo preocupados como los abogados del SEA y la empresa insisten en que se consideró el mayor riesgo, que el proyecto es irrelevante en aumentarlo, cuando eso no es cierto y en pretender pasar humedales alterados y de bajo valor por “similares” a aquellos prístinos de altísimo valor. En todo caso, ya lo hemos dicho antes; en las evaluaciones de impacto ambiental se puede omitir, mentir, manipular y ser cómplice a gusto sin existir castigo por ello. ¿Salvo aquel del Tribunal Ambiental?