Con incentivo del Estado chileno, en las décadas del 30 al 50 del siglo pasado se destruyó buena parte del bosque y suelo de la Región de Aisén, lo que posteriormente, junto con sus consecuencias, fue considerado el peor problema ambiental de la región. Sin embargo, con el boom pesquero y la industria salmonera, nuevamente con incentivo del Estado y sin el menor aprendizaje, desde 1980 se está destruyendo ahora la vida del mar aisenino. Y cuando alguien a sabiendas incentiva la destrucción del suelo y la vida terrestre y el mar y la vida marina de su patria y planeta: ¿Qué es? Y cuando más encima le echa la culpa a los pobladores o pescadores que no tienen como saber lo que hacen, mientras cómodamente recibe su cheque de sueldo mensual del Estado: ¿Qué es?
Si bien, quienes actualmente vivimos en la región poca injerencia tuvimos en la época de los incendios, sí hemos sido testigos de la debacle de una de las tres valiosas zonas estuarianas y de archipiélagos del planeta, y al menos nosotros, lo denunciamos desde el principio; cuando en esos tiempos aun ni se hablaba de sustentabilidad. Y por cierto la depredación del mar enriqueció a unos pocos y dejo tras de sí una secuela de problemas sociales que perduran hasta hoy. Detrás de la depredación del mar vino la salmonicultura y sus malas prácticas invadiéndolo todo. En aquel tiempo muchos se pavoneaban con ser el “país primer exportador de salmón del mundo”, de reemplazar la pesca “colectora” por aquella “cultivadora”, de una “nueva viga maestra de la economía chilena”. Y lo que vimos, fueron enfermedades y colapso, cesantía, contaminación, muerte, concentración económica, corrupción y apropiación de bienes públicos e hipoteca, incluso de áreas protegidas.
Desde el año pasado, junto con Héctor Kol, hemos estado denunciando a decenas de salmoneras anaeróbicas, ubicadas fuera de su concesión, el uso de plaguicidas contra los piojos marinos y el “enriquecimiento” con nutrientes de la marea roja. También hemos estado intentando hacer ver la urgente necesidad de investigar el “cementerio” de ballenas y peces del Golfo de Penas. Y no hemos estado solos: hace un año la Contraloría General de la República en sendos informes señaló que ni la Subsecretaria de Pesca, ni el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, habían asumido su responsabilidad de fiscalizar a las salmoneras en los seis años anteriores.
En estos días se realiza el IMPAC4 en La Serena, un Congreso Internacional sobre Áreas Marinas Protegidas y estaremos ahí, precisamente para mostrar la incompatibilidad de salmoneras y esas áreas. Y eso porque nos consta como se comportan esas instalaciones en esos lugares y que a pesar de nuestras denuncias la institucionalidad responsable del patrimonio marino nacional nada hace para evitar estos abusos .
En la Región de Aisén contamos con varios tipos de áreas marinas “protegidas”. Igual o menos “protegidas” aun que aquellas terrestres. Por un lado, esta aquella declarada como tal por el Ministerio del Medio Ambiente, la Área Marina Costera Protegida de Pitipalena –Añihue, a la cual se suma el proyecto de AMCP de Tortel. Además, existe un “Santuario de la Naturaleza” (Monumento Nacional) en el Estuario de Quitralco. Y luego están las superficies de mar del Sistema de Áreas Protegidas del Estado, administrado por CONAF. Esto es, en los parques nacionales Corcovado (coincide con la AMCP Pitipalena), Isla Magdalena, Queulat, Isla Guamblin, Laguna San Rafael y Bernardo O’Higgins, el Monumento Nacional Cinco Hermanas y las Reservas Nacionales Las Guaitecas y Katalalixar.
A estas además es necesario sumar a los sitios prioritarios para la conservación de la Estrategia Regional de Biodiversidad de la Biodiversidad que son:1ª: Islas Guamblin e Ipun, Sector Isla Kent a Quitralco, Bahia Anna Pink –Estero Walker 2ª: Archipielago al oeste Canal Messier, Pitipalena, Carrera del Chivato y sector Isla 3 Dedos. De esas dieciocho áreas existentes sabemos que solo cuatro cuentan con alguna infraestructura, guardaparque o comunidad involucrada en su protección real y efectiva. De hecho, de la mayoría no se encuentran ni siquiera sus deslindes en internet y poco se sabe de ellas. Y de tres, mas aquellos 4 o 5 sitios para la biodiversidad ubicados en la R.N. Las Guaitecas, el Santuario de Quitralco y la AMCP de Pitipalena, tenemos antecedentes de salmoneras en su interior haciendo de las suyas. En el caso del “Santuario” hace no mucho denunciamos que de las 9 concesiones y salmoneras instaladas ahí, 6 han estado anaeróbicas (implica colapso ambiental), 7 han tenido SRS, Sindrome Rickettsial del Salmón (implica uso indiscriminado de antibióticos), 4 han presentado Caligus (piojo marino, que lo combaten con plaguicidas) y 5 instalaciones están fuera de su concesión. En el Monumento Natural 5 Hermanas, si bien no están dentro, se observa varias salmoneras con problemas en sus cercanías y que tienen al Fiordo Aisén en franco estado de eutrofización. En la R.N. Las Guaitecas hemos estado denunciando que en el 2013 hubo 35 centros anaeróbicos, a su vez el 2014 había 92 centros con Caligus y los centros con SRS esos años fueron sobre 100 y hay decenas ubicados fuera de sus concesiones.
Si bien no tenemos los datos exactos, en las cercanías de los parques nacionales Isla Magdalena, Queulat y Laguna San Rafael los antecedentes también muestran varios centros anaeróbicos, con SRS y Caligus y fuera de sus concesiones. Solo hace unos días, una empresa estaba llevando oxígeno para salvar sus salmones anaeróbicos ubicados en la entrada norte de esa famosa laguna. Algo parecido a los parques ocurre en el AMCP Pitipalena – Añihué donde hay tres centros ubicados fuera de sus concesiones (¡permitidas dentro de esa área!).
Caso aparte es el de Tortel, donde la propia comunidad con la colaboración de su municipio, de ONGs y cámaras de turismo regionales y Oceana, en el 2015, logro evitar se abriese esa zona a la salmonicultura, mientras se trabajaba en la propuesta de AMCP. Sin embargo ahí, en el sector del Golfo de Penas y bordes del P.N. Laguna San Rafael y R.N. Katalalixar, están ocurriendo fenómenos muy extraños, como la muerte de cientos de ballenas Sei, salmones en wellboat y otros peces, esto aparentemente gatillado por marea roja. Nuestras sospechas indican hacia causas salmoneras y exigimos investigación acuciosa, la cual la institucionalidad y universidades nacionales no han estado asumiendo como en teoría les corresponde.
Tema aparte es la contaminación con residuos de plástico y otros de la que ya no se salva prácticamente ninguna playa de estas áreas “protegidas”. A tanto que hasta en los lugares mas recónditos y deshabitados como el Fiordo Pulpo se encuentran en cantidad industrial.
Por cierto, lo que denunciamos aquí es impresentable para un país que suscribe la Convención de la Biodiversidad, la Convención de Washington y otras, y que es sede de un Congreso de Áreas Marinas Protegidas. Tampoco para una región que se precia de Reserva de Vida.
Peter Hartmann, director CODEFF Filial Aisén.