En COLUMNAS

Por Peter Hartmann, Socio Honorario y Director Filial Aisén

Ya parecía raro, hace rato no había ninguna catástrofe, hasta pasamos un verano sin incendios en Aisén y mirábamos el virus aquel como algo lejano, de otros países. Hasta que reaccionamos que había quienes estaban llegando a Chile desde esos países con la pandemia y se supone que debían cumplir cuarentena preventiva.

Pero, como en nuestro país todo es medio al lote, hasta hubo un caso famoso de una deportista que denuncia la falta de seriedad con que se aplica esa cuarentena y el ministro de salud lo soluciona emprendiéndolas contra ella. A su vez, una amiga coyhaiquina que vuelve de Europa la obligan a ir a su trabajo en el Gobierno Regional, donde a las y los colegas les da pánico y ahí recién le dan licencia médica. Y, mientras a unos les aplican la cuarentena (al lote), otros campantemente bajan de su crucero que se supone fue controlado en Punta Arenas (¿cuarentena?), a Caleta Tortel. Para remate, en ese barco sabían que tenían un sospechoso al que bajaron a la posta, o sea la autoridad marítima también sabia (¿esa autoridad marítima consulto a la autoridad de salud?). A estas alturas de la aldea global y a tres meses del inicio de la pandemia, se supone ya todos sabemos que el famoso coronavirus tiene tiempo de incubación de dos semanas, tiempo en el cual el portador contagia a los demás y que por lo tanto, si hay un sospechoso con síntomas, ya hay otros contagiados. De hecho, unos días después, cinco de esos pasajeros contagiados son desembarcados en helicóptero al hospital de Puerto Montt, donde a los dos días dieron positivo. Por cierto, en estos meses también nos pudimos enterar como en otros países no dejaron desembarcar a pasajeros de cruceros con posibles portadores. 

Por otra parte ¿a quién se le ocurrió que una caleta es apta para la llegada de cruceros? ¿No se suponía que los buques deben recalar en Puerto Yungay? ¿Existe evaluación de impacto ambiental de esta actividad que afecta a un área protegida (artículo 11 Ley del Medio Ambiente)? Si hubiese esa evaluación, en una de esas habría más medidas de prevención y precaución. ¡Para eso son las evaluaciones de impacto, esas que harto poco se toman en serio también! Porque evidentemente los riesgos en nuestro país se toman muy poco en serio, era cosa de ver como se tomaron a la liviana los riesgos en y del proyecto Rio Cuervo. Pareciera que en nuestro Chile neoliberal es más importante el negocito y lucro de algunos que la seguridad y salud de todos. 

A tres meses en que se supone nuestro excelente sistema de salud “de la mejor calidad mundial” tuvo tiempo para tomar medidas de prevención, lo que se aprecia es improvisación. Y no solo en Tortel. Porque ¿Cómo es posible recién al cabo de dos días se confirmase que el sospechoso aquel sí tenía el virus? Dos días, en que un lote de gente salió y entró a Tortel, inclusive autoridades y éstas reuniéndose con tortelinos en Cochrane, alguno luego con cuarentena autoimpuesta ¿Y los demás? ¿Y tenemos capacidad hospitalaria? Mientras, ha pasado más de un año sin que logren licitar el nuevo hospital de Chile Chico y no logran terminar el de Cochrane. ¿Y esos nuevos hospitales servirían para estas urgencias? Porque por lo que nos enteramos, ni siquiera tienen maternidad y todas las especialidades siguen concentradas en Coyhaique. ¡Esto no puede ser! Y mientras nos dicen que evitemos las aglomeraciones, nos quedemos en casa y evitemos acercarnos entre nosotros a menos de un metro, el Servicio de Salud provoca aglomeraciones, incluso en la calle, para vacunar contra la influenza ¿Ejemplo?

Así, en pocos días Chile se convirtió en el país con tasa de crecimiento de contagiados más alta del mundo y todo esto con un débil gobierno desprestigiado y sin credibilidad que será difícil pueda manejar bien la situación. De verdad, viendo como está el estado de sitio de facto en Italia y cómo funciona la cuarentena de Tortel, da un tanto de susto.

Con la aparición y crecimiento de casos de coronavirus (¡crecimiento!) más la improvisación y desconfianza reinante, también surgió la psicosis, el miedo, el acaparamiento y otros valores negativos que no ayudan mucho a enfrentar el problema. ¡Más valdría nos ocupemos en reforzar nuestra inmunidad y defensas ante la llegada del virus y evitemos los sentimientos negativos y depresivos!  Algunos consejos que hemos visto son: ingerir vitamina C (la rosa mosqueta es la fruta con más cantidad, luego está el pimentón y el kiwi y luego los cítricos – no hervirlos porque ahí la pierden),  dormir bien, evitar estrés, alimentarse sano y liviano, el ayuno sirve (estando bien de salud), subir nuestros niveles de endorfina, serotonina, dopamina, oxitocina (una buena vía es hacer deporte, enamorarse, el éxito, un paseo por la naturaleza). Y para comienzos de enfermedad respiratoria, gripe y como antibiótico, sirve la infusión de artemisa, la cúrcuma, el jengibre, la equinacea.  Y claro ¡cuidado! el coronavirus es súper contagioso y su mayor problema es que colapsa el sistema de salud que no está preparado para tantos casos simultáneos, pero su tasa de mortalidad es menor a las de la influenza, la de accidentes en carreteras, de alcoholismo y tabaquismo y de niños muriendo de hambre, todos los cuales llevamos una vida haciendo como que no existen.

Y si la pandemia del Covid-19, la cual ni siquiera está muy claro cómo se originó, merece nuestra atención, prevención y precaución urgente, ¡también y más aún, la merece la emergencia climática cuyos efectos y consecuencias son mucho peores!

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