Los armadillos -también conocidos por la voz quechua como quirquinchos- pertenecen al superorden de los Xenarthra, y al igual que los osos hormigueros y los perezosos, poseen extremidades fuertes y robustas que utilizan principalmente para cavar túneles y madrigueras. Una de las características específicas de este mamífero es que la zona dorsal de su cuerpo está cubierta por placas óseas que les sirven de protección.
En el territorio de Chile se distribuyen tres tipos de estos animales, entre los cuales se encuentra el quirquincho de la Puna, o también llamado Piche llorón.
El quirquincho de la Puna (Chaetrophactus vellorosus) es el más pequeño de los tres y habita en las regiones nortinas de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, así como también en Bolivia, Perú, Paraguay y Argentina.
Este armadillo pesa alrededor de 800 gr. Su coraza es de colores claros con escasa presencia de pelos, aunque más abundante que las otras dos especies. Puede vivir hasta los 4.000 metros de altura y habita en zonas desérticas con una dieta omnívora a base de insectos, pequeños vertebrados y de algunos vegetales. De costumbres nocturnas en el verano y más variadas en el resto del año, se le encuentra en quebradas arenosas, dunas y pastizales de baja altura. Es capaz de cavar túneles simples o complejos con el fin de guardar forraje, termorregulación o en la construcción de madrigueras.
En Chile actualmente no se cuenta con información sobre el número de su población que permita determinar con mayor claridad su estado de conservación. Pese a que se considera como especie de Preocupación Menor, el quirquincho de la Puna sufre de la caza para usos culturales y por el tráfico ilegal de su carne o coraza para fines ornamentales o de taxidermia. También soporta la amenaza de sufrir atropellos en carreteras, así como también el desplazamiento de su hábitat producto de la reducción del área silvestre.
Por iniciativa del Instituto Jane Godall Chile, el armadillo de la Puna ha sido elegido como el Embajador de la Fauna Chilena 2017, en el contexto de la celebración anual del Día de la Fauna Chilena que ocurre todos los 8 de noviembre. De acuerdo a este motivo, se busca valorar la existencia y promover la conservación de la especie por parte de la ciudadanía y de la comunidad científica.