El Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de CODEFF (CRFS) es el más antiguo de Chile y este 2017 cumple 25 años ayudando animales. Durante todo este tiempo ha crecido y aprendido de sus distintas experiencias, gracias a eso ha logrado especializarse y ser lo que es hoy.
En sus inicios, el CRFS comenzó su camino ayudando solo con tres animales: un zorro chilla, loro choroy y zorro culpeo, a quienes cobijó y apoyó durante el tiempo que fue necesario.
Como durante mucho tiempo fue el único centro que rehabilitaba animales en nuestro país, por años recibió todo tipo de especies: pudúes, aves acuáticas, arañas, reptiles, aves rapaces, entre varios otros, a quienes trató siempre de ayudar y reinsertar.
En 1997, por ejemplo, ingresaron dos guiñas, un tipo de felino de menor tamaño, similar en porte al gato doméstico, que es propio de Sudamérica. Ambas recibieron el tratamiento necesario para volver a su ambiente natural, sin embargo tras nueve meses de trabajo, solo una pudo ser liberada.
Algo similar vivieron los coipos, una especie de roedor de tamaño medio, propio del sur de Sudamérica. En 1999 llegaron cinco ejemplares al Centro, pero dadas las condiciones en las que fueron recibidos, solo uno pudo ser reinsertado en su ambiente natural.
El caso de los quirquinchos fue muy parecido, ellos son un tipo de armadillos chilenos y fueron entregados de forma voluntaria al CRFS en 1999. Pero de los cinco que llegaron solo uno pudo ser reinsertado.
Las yacas por su parte, son un tipo de marsupial nativo de menor tamaño. De esta especie llegaron cinco ejemplares, pero dada las malas condiciones que traían, solamente tres lograron recuperar su libertad.
En el 2005, el Zoológico Nacional le traspasó al CRFS un sapo rulo, un anfibio endémico de Chile (que solo vive en nuestro país), el cual ese mismo año pudo ser reinsertado en su medio.
Y no podemos dejar de lado uno de los casos más emblemáticos que ha tenido el CRFS, la puma Leontina. Ella llegó en 1993 siendo solo una cachorra con un tipo de tiña que afectaba su piel y una notoria desnutrición. Dada su grave condición y su costumbre a la presencia humana, pese a su gran recuperación su reinserción era imposible, por lo que vivió toda su vida en las dependencias del Centro e incluso se decidió ponerle un nombre (situación poco común entre los animales que el CRFS rehabilita). La misma suerte correrá Espuma, la puma que hoy vive en las tierras que tiene CODEFF en el Cajón del Maipo.
Así como estas historias, hay muchas otras que han contribuido y le han formado una identidad al CRFS, pues a lo largo de estos 25 años han pasado más de dos mil cuatrocientos animales, más de dos mil aves, casi trecientos mamíferos, cerca de cuarenta reptiles, seis arácnidos y un anfibio.
Pero el que fuesen animales tan diferentes, dificultaba un poco la labor que cumplían los veterinarios dentro del Centro, ya que no eran expertos en todas las especies que llegaban. Es por esa razón que con el tiempo el CRFS se ha ido especializando, y ahora se destaca por ser el único que trabajan con bandadas de loros en una sola jaula. Por lo mismo, este lugar es el que más recibe loros choroy y tricahues en el país. Esto hizo que se trabajara duramente en sus rehabilitaciones, y gracias a ese esfuerzo se transformó en el primer Centro en liberar una bandada de choroys en enero de 2007.
Además, es importante destacar que con el paso de los años han surgido otros centros más especializados, quienes han llegado a colaborar con la rehabilitación de la fauna. Por ejemplo, en la historia del CRFS han llegado dos cóndores y para que recibieran una atención experta, fueron derivados a un centro que se dedica específicamente a rehabilitar aves rapaces.
Ahora, 25 años después, se puede decir con orgullos que han pasado más dos mil cuatrocientos animales, de más de noventa especies y se han liberado muchos otros.