El zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) es un animal nativo de esta parte del mundo y puede ser encontrado a lo largo de la Cordillera de los Andes, desde Colombia hasta Tierra del Fuego.
Dentro de sus particularidades se encuentra que es el segundo canido más grande de Sudamérica, después del Lobo de Crin (Chrysosyous brachyurus), y que su alimentación es principalmente carnívora, pues se basa en los pequeños mamíferos, especialmente liebres, ratones y vizcachas que caza. Aunque en su dieta también están los huevos, las aves, los frutos de molle, litre y peumo, entre otros.
Por el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre de Codeff (CRFS), han pasado más de dos mil animales, cerca de ciento veinte de estos han sido zorros culpeos y uno de esos es Cojito.
Cojito es un zorro de más de siete años, que nunca ha logrado confiar mucho en nadie. Su personalidad asustadiza, acompañada de su timidez y la dificultad física que tiene, hacen imposible su retorno a la libertad.
Pero su historia con el Centro parte el año 2011 cuando ingresó al lugar gracias a la gestión realizada por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) luego de que una de sus patitas quedara atrapada en un huachi, impidiéndole así su escapatoria.
El huachi es trampa prohibida, hecha de alambre que se usada por los cazadores para atrapar desde una de sus extremidades a los conejos en el cerro y la montaña. Sin embargo, este aparato no es excluyente y puede capturar diversas especies como: perros, quiques, pumas o zorros.
El caer en esta trampa, trajo grandes consecuencias para Cojito, pues dado el daño que se le causó su miembro anterior derecho, este debió ser amputado porque no tenía recuperación. Y al ser una de sus patas delanteras la afectada, este zorro nunca podrá volver a su medio natural porque dada la naturaleza de su especie, no puede cazar.
Esto transformó a este zorro culpeo en un emblema del CRFS, ya que es un fiel reflejo del daño que le puede provocar el ser humano a la fauna silvestre, porque aunque el objetivo principal no haya sido el perjudicar a un ejemplar como Cojito, que según la UICN se encuentra en un estado de preocupación menor, el daño ya está hecho.
Aunque Cojito nunca podrá volver a su hábitat natural, el CRFS siempre trabajará por ayudarlo y simplificarle la vida, lo mismo hace con el resto de los animales que constantemente recibe y ha recibido en estos 25 años.