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Chile, 5 de septiembre 2019. La RRL -red chilena de organizaciones y personas que defienden ríos y cuencas hidrográficas- se suma al rechazo al proyecto “Carretera Hídrica” que han expresado agricultores, regantes y empresarios de la Región del Biobío, así como científicos y ambientalistas del país. En forma unánime los miembros de la RRL rechazan de plano que el MOP pueda decretarlo de “interés nacional”.

Esto, en un contexto donde la humanidad a nivel global está pagando un alto precio por la intervención ignorante, masiva y descontrolada de la naturaleza. La carretera hídrica de “Reguemos Chile” se proyecta como un delirio de geoingeniería hidráulica a gran escala que pretende captar, almacenar y transportar agua desde la cuenca del río Biobío hasta la tercera región de Copiapó a través de un sistema de 5 tramos de canales abiertos, tramos entubados subterráneos, bombas y sifones.

“El planeta, nuestro país… nuestras cuencas fragilizadas y ríos moribundos no dan para  más mega intervenciones como la herida de 3.900 km de extensión entre regiones – con una servidumbre de 13 mil hectáreas de tierras que deben ser expropiadas-, y los trasvases de aguas de distintos ríos entre cuencas, que pretende realizar este proyecto para proveer agua a la agroindustria, actividad que ya monopoliza el 70 % del consumo de agua en Chile” puntualizó Juan Pablo Orrego vocero de la RRL y presidente de Ecosistemas.

Esto en el contexto del cambio climático y sus múltiples consecuencias, tales como las temperaturas elevadísimas en Europa, el huracán Dorian de inusitada intensidad que azota las Bahamas, una Amazonía que arde, y, en nuestro país,  con los ríos desde Arica a la Región de los Ríos en lamentable estado bioecológico, la desaparición de las playas en el litoral central y las recurrentes marejadas, junto a la mega sequía declarada emergencia hídrica en cinco regiones de Chile y 17 comunas de la Región Metropolitana.

Fernanda Castro, vocera Pehuenche de la Red por los Ríos Libres sentencia “Alto Biobío es un territorio con heridas, tenemos la experiencia de sufrir y vivir las consecuencias nefastas de las centrales hidroeléctricas en nuestras comunidades indígenas, nuestro valle, río y territorio. Hoy nuevamente nos vemos amenazados por la denominada carretera hídrica, que apunta directamente al río Queuco, río privilegiado en nutrientes y minerales, un valle con alto potencial de conservación, que da vida a 5 comunidades indígenas. El Queuco, como todos los ríos, mantiene viva la tierra y nuestra cultura, así como los espíritus del agua”.

Respecto de las proyecciones de uso de supuestos excedentes de agua de los ríos, Matías Cavieres, del Consejo de Defensa de los Queñes y la RRL, cuestiona que existan tales excedentes: “Con el déficit de precipitaciones, que en la cuenca del río Biobío, la primera afectada por el proyecto, bordea el 20%,es evidente que no hay agua disponible en esta cuenca para un proyecto que instalaría una importante nueva demanda del vital recurso en un río que está altamente exigido, y de cuyas aguas dependen millones de personas, y sucede lo mismo con los otros ríos que pretenden intervenir en el norte”, sentenció Cavieres.

El proyecto carretera hídrica también tiene detractores en la comunidad científica que afirman que, “en el contexto actual de sequía y cambio climático, provocaría daños irreversibles en la biodiversidad e hipotecaría la disponibilidad del vital recurso en el futuro cercano”. Dirigentes de las asociaciones gremiales agrícolas y de canalistas del Biobío expresan que el proyecto carretera hídrica “es una antigua mala idea, que se desechó en los años sesenta por ser inviable, tanto técnica como financieramente, y porque se basa en una premisa equivocada: que en el Bio Bío existiría abundancia y excedencia de agua, lo que es completamente falso”.

 

 

 

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